Ni una palabra ha dedicado la ya flamante presidenta del Parlament, la investigada por presunta corrupción Laura Borràs, a su antecesor en el cargo, el republicano Roger Torrent, en su primer discurso como segunda autoridad de Cataluña. Un gesto que podría demostrar que JxCat y ERC se han puesto de acuerdo para repartirse el poder pero no para gobernar con un programa común, más allá de las proclamas por la independencia y la amnistía. Borràs ha preferido remontarse a 2017 y a la radical Carme Forcadell para anunciar que en la 13ª legislatura que ha comenzado este viernes ella retomará el trabajo donde lo dejó la ahora condenada por el referéndum ilegal del 1-O.
«Mi objetivo es continuar el trabajo donde ella lo dejó», ha dicho en un parlamento que los seis diputados de Ciudadanos no han querido escuchar, «ningún tribunal nos hará renunciar a nuestras ideas. La condena a Carme Forcadell es una anomalía democrática«. Borràs ha insistido a lo largo de su primer discurso como presidenta de la Cámara en la idea de que «la palabra en el Parlament ha de ser libre, se ha de poder hablar de todo«.
Silencio por los fallecidos del COVID-19
Borràs ha iniciado esta etapa con un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del COVID-19. Pero, tal y como era de esperar, se ha centrado fundamentalmente en los objetivos separatistas aunque sin mencionarlos claramente. No ha condenado a la monarquía pero sí ha dicho que los catalanes «no quieren ser sumisos«. No ha prometido tramitar un referéndum de autodeterminación pero sí ha afirmado que hay que «recuperar la dignidad» del Parlament y protegerlo para que sea «una institución democrática».
Su objetivo es «mantener la inviolabilidad del Parlament» y su compromiso pasa por «preservar los derechos de todos los diputados, que es la forma de preservar los derechos de sus electores».
Un compromiso «insobornable»
Borràs ha reconocido que le hubiera gustado ser la primera presidenta de la Generalitat. Pero también ha dicho que formar parte del Govern hubiera sido una postura «confortable». Ha afirmado que, tras realizar «una lectura honesta y rigurosa del resultado de las elecciones», ha aceptado presidir la Cámara porque «debe tener un papel clave» en los próximos años. «Hemos de hacer», ha añadido, «un compromiso insobornable con el mensaje que han lanzado los ciudadanos».
La ya presidenta, por otro lado, ha arremetido contra Vox sin mencionar a sus 11 representantes en la Cámara. «Los diputados», ha anunciado, «no tendrán más límite que los principios democráticos. Pero no cabrán ni la xenofobia, ni el racismo, ni el machismo, ni cualquier tipo de opresión«. Borràs ha asegurado que será «tolerante con la diversidad y la discrepancia» pero, a la vez, «implacable contra el machismo y la xenofobia». Curioso compromiso en quien firmó en su día el manifiesto supremacista del Grup Koiné y lleva en su candidatura a posconvergentes que no tienen problema en referirse a los constitucionalistas como nyordos, colonos o botiflers.
Borràs, finalmente, ha prometido modernizar la institución y dedicar especial atención a las cuestiones de género en la Cámara. Ha pedido ejemplaridad y austeridad a los diputados y ha anunciado que abrirá el Parlament a personalidades de diferentes disciplinas. La posconvergente ha concluido su primer discurso como segunda autoridad de la comunidad autónoma con un «viva Cataluña democrática, justa y libre» y ha pedido a todos que entonen el himno Els Segadors.
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.En el 2019 hubo cuatro elecciones en Cataluña y , en todas, el separatismo perdió más de 300 mil votos. En 2019 no había COVID.
N.B. FORCADELL ESTA ARREPENTIDA . MALA OPCIÓN Y, MENOS CON ESTOS DATOS.