Nunca la Presidencia del Parlament había estado tan disputada y menos aún por formaciones tan distintas entre sí. Socialistas, posconvergentes y cupaires aspiran a hacerse con el control de la Cámara en una legislatura que echará a andar el día 12 y para la cual aún se desconoce qué partidos integrarán el Govern.
En una comunidad como la catalana, la Presidencia del Parlament es un puesto más sensible de lo habitual. Desde la misma se puede atizar la confrontación o, por el contrario, cumplir y hacer cumplir a los diputados con la legalidad. El último presidente, el republicano Roger Torrent, tiene varias cuentas pendientes con la Justicia por haberse saltado a la torera las normas y haber permitido que la Cámara se posicionase a favor del derecho a la autodeterminación o en contra de la monarquía. Torrent, sin embargo, rompió el anterior Govern entre JxCat y ERC al aceptar la sentencia de inhabilitación de Quim Torra como diputado y, por lo tanto, forzar a que tuviera que abandonar la Presidencia de la Generalitat. Su antecesora en el cargo, Carme Forcadell, cumple ahora mismo condena de prisión por haber facilitado la tramitación de ilegalidades como las leyes de transitoriedad.
Está claro, pues, que la Presidencia del Parlament es un cargo más que apetecible para las formaciones que ahora mismo se la disputan. Desde el PSC, se considera que este puesto debería estar en manos de los socialistas, legítimos ganadores de las elecciones del 14 de febrero. Y proponen como candidata a Eva Granados, quien este miércoles ha dejado claro que, en caso de convertirse en presidenta de la Cámara, no pondrá «en el orden del día cuestiones que se salten la legalidad». En una entrevista en Cope, Granados, además, ha lamentado que, por culpa de las «mayorías precarias» del separatismo, Cataluña «está sumida en la decadencia desde hace muchos años».
Problemas judiciales de JxCat y Guanyem-CUP
El líder de JxCat, Carles Puigdemont, también ha reivindicado este miércoles la Presidencia del Parlament para su formación. En una entrevista en Catalunya Ràdio, el eurodiputado que acaba de perder su inmunidad, ha recordado que, con respecto a ERC, solo hay un escaño de diferencia y que la «consecuencia lógica» de este «empate técnico» sería que ambas formaciones se repartieran el mando de las principales instituciones catalanas. Puigdemont apuesta desde hace tiempo porque sea Laura Borràs quien presida la Cámara, aunque otras voces creen que sería mejor que lo hiciera la aún portavoz del Govern, Meritxell Budó. Borràs está ahora mismo inmersa en un proceso judicial por presunta corrupción y pocos dudan de que, en caso de ser inhabilitada, JxCat emplearía esta circunstancia para hacer aún más ruido y victimismo hacia el Estado.
La coalición Guanyem-CUP, finalmente, es la que, entre las formaciones separatistas que negocian el futuro Govern, más abiertamente ha dicho que quiere presidir el Parlament. Su candidato será Pau Juvillà, biólogo, escritor y número uno de la coalición por Lleida.
Al igual que Borràs, Juvillà también está pendiente de juicio, aunque, en este caso, acusado de un delito de desobediencia por no haber retirado unos lazos amarillos del despacho de la CUP en la Paeria de Lleida. Fiscalía pide una pena de ocho meses de inhabilitación para cargo público. Si la Justicia acabara condenando a Juvillà a esta inhabilitación siendo presidente del Parlament, el conflicto estaría más que asegurado.
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.En el 2019 hubo cuatro elecciones en Cataluña y , en todas, el separatismo perdió más de 300 mil votos .