¿Se encuentra el origen de los disturbios en Barcelona fuera de nuestras fronteras? Esa parece ser la tesis sugerida por el conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Sàmper, que desveló ayer que entre los 14 detenidos tras los altercados del se encuentran cinco «anarquista italianos» y uno francés. Según el conseller, la mitad de los arrestados la citada noche, en la que los radicales prendieron fuego a un furgón de la Guardia Urbana con un policía dentro, pertenecen al «movimiento anarquista».
Así, el conseller se ha servido de la participación de anarquistas italianos y franceses —aunque también hay un catalán entre los anarquistas detenidos— para sostener que los extremistas que han participado en la violencia callejera de estos días pertenecen a «grupos heterogéneos». De la misma manera, ha comparado los incidentes violentos sucedidos en Cataluña con el intento de asalto al Capitolio en Estados Unidos. «Y es probablemente el edificio más protegido del mundo, con el ejército y la policía más potentes», ha recordado.
Las redes recelan de la versión de Interior
Las explicaciones del conseller no han tardado en ser comentadas en las redes sociales, muchos de cuyos usuarios han criticado que Interior recurra a la manida tesis de que los violentos no son autóctonos. Por ejemplo, el usuario Smithee ha reflexionado:«Y… voilá! La culpa la tienen los anarquistas italianos, que seguro que también son los que atacaron la comisaría de los Mossos de Vic o reciben a pedradas a los partidos que no les gustan». Mientras, otro internauta, bajo el nombre Porcorosso, ha ironizado lo siguiente: «Cuando te quedes sin argumentos, échale la culpa a los anarquistas italianos».
Por otra parte, entre los que han criticado que el conseller de Interior haya resaltado la procedencia extranjera de parte de los violentos también se encuentran algunos expertos. Es el caso del analista político y asesor del grupo liberal en el Parlamento Europeo Arman Basurto, que ha señalado que «lo de los anarquistas italianos liándola en Barcelona es una tradición catalana initerrumpida más larga que los tropecientos presidentes de la Generalitat».