La ola de violencia no cesa en Barcelona donde este martes se han vuelto a alzar barricadas y lanzado objetos, como botellas de cristal contra los Mossos d’Esquadra alcanzando una de ellas a un fotógrafo que ha resultado herido.
Contramanifestación en la Plaza Artós: «España no se quema»
Sobre las 20 horas, al tiempo que partía la manifestación en apoyo a Hasél, había convocada en la Plaza Artós del distrito de Sarrià una concentración de extrema derecha organizada a través de redes sociales bajo el lema «España no se quema. Se acabó el quemar contenedores, perroflautas».
Cordones policiales
Los autodenominados «antifascistas» se han organizado a través de Telegram para conseguir su objetivo, alcanzar la otra protesta. Para ello, era necesario burlar los cordones policiales que después de varios desvíos de los manifestantes han conseguido frenar el avance entre las calles París y Casanova.
Incidentes en Vilanova i la Geltrú (Barcelona)
Un grupo de personas ha lanzado este martes piedras y vallas de obra al cordón policial de los Mossos d’Esquadra cerca de la comisaría de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), según EP.
«Un grupo violento ha producido diversos incidentes a lo largo de su recorrido», ha informado la policía catalana en un apunte en su cuenta de Twitter.
El coste de los destrozos alcanza el millón de euros
El Ayuntamiento de Barcelona estima que el coste de reparación de los desperfectos en la ciudad está entorno al millón de euros, un gasto que Societat Civil Catalana reclamará al Govern a través de una demanda de responsabilidad patrimonial por su «inactividad ante la oleada de violencia». El número de contenedores quemados, calles reventadas y otros desperfectos en señales de tráfico y alumbrado va aumentando día a día. También el daño a empresas y entidades bancarias que, para Hasél son daños justificados.
Así lo ha manifestado el rapero a través de un comunicado en el que arremete contra los medios de comunicación por «informar de los daños que están produciendo estas algaradas y no hacer lo mismo con la brutal explotación de las multinacionales con escaparates rotos o las familias dejadas en la calle o estafadas por la banca a la que queman cajeros».