El ingreso en prisión del rapero Pablo Hasel por enaltecimiento del terrorismo parece haber confirmado al cantante en su convicción de que se trata de un preso político y no un delincuente al uso. Prueba de ello son las reclamaciones que ha presentado desde la cárcel leridana de Ponent, según explicó ayer su novia y abogada, Alejandra Matamoros, en el programa de TV3, FAQS.
Y es que Hasel, adscrito al colectivo de presos políticos antifascistas, se niega a compartir celda con otros reclusos al considerar que estas estancias son «minúsculas». La abogada también explicó que otras «líneas rojas» que Hasel no está dispuesto traspasar son colaborar en tareas de mantenimiento como «servir cenas, subir mantas o limpiar otros espacios». El motivo es que piensa que estas labores —que otros presos llevan a cabo para obtener beneficios penitenciarios— a él no le conciernen por su naturaleza de «preso político».
Hasel se siente «fuerte»
En cualquier caso, Matamoros afirmó que Hasel se siente «fuerte» y «orgulloso» de que sus circunstancias hayan servido para «concienciar» a la ciudadanía, refiriéndose a los disturbios que han tenido lugar durante seis noches en diversas ciudades de todas España, pero sobre todo en Cataluña. «Le anima ver que tanta gente ha salido a reclamar la libertad de expresión», manifestó la letrada.
Por otro lado, la pareja de Hasel aprovechó su intervención en el programa para criticar al testigo amenazado por el rapero, al que tachó de «confidente». Según la versión de Matamoros, dicho testigo faltó a la verdad para que no se condenase a un agente de la Guardia Urbana por agredir a un amigo de Hasel de 16 años. TV3 no consideró necesario contrastar esta versión con la de la Guardia Urbana.