El independentismo además de apoyar la violencia contra VOX, antes lo ha hecho con PP, Ciudadanos e incluso el PSC, ha lanzado una gran campaña en que asocia una presunta llegada a la presidencia de Salvador Illa con el voto a favor de la investidura de VOX, para descalificar esa posibilidad y jugar al antifascismo y el guerra civilismo.
Al margen de que se trata de un supuesto teórico más que dudoso, hace falta primero que VOX sea decisivo y después que vote la investidura de Illa, lo que no dicen los indepes es que igual de gracias a VOX sería un presidencia independentista conseguida gracias al voto de los de Abascal en contra de Illa o por su abstención.
«Todavía no se ha inventado en democracia que se prohíba a alguien emitir su voto en la dirección que desee.»
A los socialistas, o a cualquier otro partido, se les puede pedir que pacte o no con otro partido pero todavía no se ha inventado en democracia que se prohíba a alguien emitir su voto en la dirección que desee. Claro que la interpretación de lo que es democracia de los independentistas consiste en saltarse las leyes, intentar golpes de estado, y apoyar el acoso de sus rivales… Si de fascismo se trata el independentismo lo tiene bien infiltrado en sus filas.
Lo que se pretende es que Illa no se presente a la investidura, lo que evidentemente carece de cualquier sentido en una democracia parlamentaria. El independentismo desprecia la autonomía pero teme más que nada perder el poder. Por eso se rajaron cuando las cosas se pusieron serias. Son muchos millones y muchos puestos de trabajo en juego. Ir de farol vale. Pero jugarse el resto ni hablar. Más vale pájaro en mano que ciento volando es su máxima.