No podía salir de mi asombro al escuchar a Calviño, vicepresidenta segunda y ministra de Economía del gobierno de Sánchez, afirmar que los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2020 publicados por el INE el 8 de enero eran positivos. Claro que, si su presidente se ponía un notable por la gestión de la epidemia que ha acabado con la vida de 76.767 españoles más que en 2019, no puede sorprendernos que su aventajada colaboradora vea algo positivo en unas cifras que lo único que constatan es que la economía española está inmersa en una recesión severísima causada por una epidemia que después de cuatro trimestres sigue desbocada. Con las cifras de contagios actuales no hay ninguna razón para pensar que la economía española (ni tampoco las europeas) ha tocado fondo y podemos encarar con algo más de optimismo los próximos trimestres.
Comprendo que toda una señora ministra de Economía no cargue las tintas para no minar más la ya moral de las familias y las empresas que está por los subsuelos, pero llegar a ver algo positivo en las cifras de la última EPA resulta tan absurdo como afirmar que vamos a salir fortalecidos de la Recesión Epidémica. No, señora ministra, las cifras de la EPA son un adelanto edulcorado de la caída del empleo que llegará en los próximos trimestres, a menos que las economías europeas registren una milagrosa recuperación que no se vislumbra. No se puede considerar positivo un trimestre en el que la ministra Calviño preveía hace unos meses que la recuperación en forma de V asimétrica y el PIB habría alcanzado un nivel similar al del primer trimestre de 2020. La situación que tenemos es sumamente preocupante con una epidemia descontrolada después de un año de gestión infructuosa con las familias preocupadas ante un futuro laboral incierto y las empresas angustiadas por el desplome de sus ventas.
Recesión en forma de V asimétrica
La vicepresidenta Calviño reconocía a comienzos de mayo de 2020 que la recuperación de la economía española sería en forma de V asimétrica. El Gráfico 1 muestra las previsiones macroeconómicas del gobierno remitidas a Bruselas. Como puede verse, se preveía una fuerte caída del PIB en el segundo semestre que iría recuperándose en los trimestres siguientes de 2020 y 2021. En el cuarto trimestre de 2020 se preveía que el nivel de producción del PIB fuera similar al del primer trimestre, 105,6, en el cuarto trimestre de 2021 en torno a 108-109. Según esas previsiones la caída del PIB en 2020 sería de un 9,2% en 2020 seguida de una recuperación de 6,8% en 2021 que dejaría el PIB a las puertas del nivel que tenía en el cuarto trimestre de 2019.
Gráfico 1. Evolución prevista del PIB en el Plan de Estabilidad del gobierno Sánchez
El pasado octubre, la ministra Calviño lanzaba las campanas al vuelo al comentar que los datos de empleo y las cifras del PIB en el tercer trimestre de 2020 constituían «una buena base para la recuperación económica», aunque advertía que «persiste una alta incertidumbre global». Pero como el Gráfico 2 pone de manifiesto, tanto las previsiones de mayo del Gobierno como el optimismo de la ministra en octubre han sido un espejismo sustentado en la noción de que la epidemia estaba controlada y la economía iniciaba una recuperación sostenida a partir del desconfinamiento. Comparando el Gráfico 1 y 2 puede constatarse que el cuarto trimestre de 2020 ha sido mucho más negativo de lo que anticipaba el gobierno y el nivel del PIB, 100,94, está muy por debajo del nivel del PIB en el primer trimestre de 2020: 105,59.
Con las cifras de los cuatro trimestres de 2020, podemos ya afirmar que la caída del PIB en 2020 ha sido 10,96%, 1,8 puntos porcentuales más la anticipada por el gobierno (9,2%). Un mensaje incontestable se desprende de este análisis: sin controlar la epidemia no puede haber recuperación sostenida de la economía y el fracaso de la gestión del gobierno para controlarla es la principal causa de que la recesión se prolongue y continúe deteriorándose la situación de las familias y las empresas. Esta caída del PIB de 11,0% en 2020 está muy cerca de la estimación más optimista (11,3%) que anticipaba en el artículo que publiqué en este diario el pasado 15 de noviembre («Y llegó el otoño, ¿cuántos muertos más tendremos y cuánto durará la recesión?»).
Gráfico 2. Evolución del PIB de España en 2019 y 2020
Estados Unidos sigue en recesión
En el artículo de la semana pasada («China apunta alto de nuevo«) comparaba la recuperación en forma de V de China -esta sí que lo es- y el robusto crecimiento que había registrado el PIB en el cuarto trimestre (6,5%) con las situaciones recesivas en que se encontraban inmersos Estados Unidos, la Eurozona y España hasta el tercer trimestre. El pasado 28 de enero, el Bureau of Economic Analysis publicó su primera estimación del PIB de Estados Unidos y si bien la caída interanual del PIB se ha moderado ligeramente el cuarto trimestre, la diferencia como puede observarse en el Gráfico 3 es tan sólo de 3 décimas: de 2,8% a 2,5%.
Gráfico 3. Tasa de crecimiento interanual del PIB en Estados Unidos 2018-2020
La comparación trimestre a trimestre de las cifras del PIB de Estados Unidos con las de China que aparecen en el Gráfico 4, permiten concluir que la estrategia seguida por el gobierno de China de actuar con rapidez y determinación para controlar la epidemia en unos pocos meses, ha servido no sólo para salvar decenas de miles de vidas -¡Estados Unidos lleva cerca 450.000 fallecidos!- y evitar la angustia y el sufrimiento de decenas de millones de ciudadanos, sino para acortar y reducir la severidad de la recesión y amortiguar el aumento del gasto sanitario y de la deuda pública. Hay una diferencia sustancial entre que el PIB caiga 3,5% en Estados Unidos en 2020 y crezca 2% en China.
Gráfico 4. Tasa de crecimiento interanual del PIB en China 2018-2020
Hacer mal las cosas…
Hace ya bastantes meses publiqué en este diario un artículo titulado «Triunfalismo indecente y fuera de lugar» (5 de julio de 2020) en el que sostenía que las «las argucias de Illa, ministro de Sanidad (y Pompas Fúnebres), y Simón, su aplicado sacristán, para rebajar las cifras oficiales de muertos no van a disipar la tragedia humanitaria, rayana en el homicidio imprudente, y el enorme coste económico que la imperdonable miopía e imprevisión, sumadas a los errores de bulto en la gestión del sistema hospitalario y de las residencias de personas mayores, han ocasionado a los ciudadanos de a pie. Mientras Ciudadanos echa un capote tras otro a Sánchez en el Congreso, anteponiendo la búsqueda de protagonismo político a la defensa de los ciudadanos desvalidos, el gobierno de Sánchez redobla su campaña de autobombo».
Me reitero en las críticas que hacía entonces a la gestión de la epidemia realizada por el gobierno Sánchez, que nos ha dejado cerca de 77.000 muertos más que en 2019, y añado a ello el enorme coste económico de una recesión cuyo fin no está cerca y va a dejarnos empobrecidos y endeudados hasta la bandera. No, señora Calviño, usted tampoco tiene motivo alguno para sentirse optimista con los datos económicos que hemos conocido esta semana ni con la gestión realizada por su Ministerio de la recesión que, si las vacunas no la remedian pronto, podría prolongarse varios trimestres más y colocar a la mayoría de las familias y las empresas españolas, ya en situación muy delicada, contra las cuerdas. Hacer mal las cosas se paga muy caro.
[…] Hacer mal las cosas se paga muy caro […]