Pese a que el separatismo radical trata de proyectar una imagen revolucionaria e intimidante, no siempre lo consigue. Es que lo que ha ocurrido en las últimas horas con la organización juvenil secesionista Arran, que ha efectuado un señalamiento pero errando el destinatario.
Ayer, el grupo vinculado a la CUP dio a conocer en Twitter unas fotografías en las que se jactaba de haber realizado pintadas en una mansión de La Cerdanya. Suponiendo que se trataba de la segunda residencia del conseller de Territorio de la Generalitat, Damià Calvet, los considerados cachorros de la CUP escribieron en sus paredes exteriores varios mensajes como «Damià, pararemos los Juegos Olímpicos», «El Pirineo se funde» o «Stop JJOO».
Posteriormente, Arran, junto a fotografías de estos actos vandálicos, publicó en las redes el siguiente mensaje: «Ayer señalamos la segunda residencia de Damià Calvet, responsable político de la candidatura Barcelona-Pirineo 2030. Unos Juegos Olímpicos de Invierno donde las élites económicas quieren sacar un rédito económico a costa de destruir nuestro territorio».
Error por partida doble
No obstante, dos horas más tarde, el propio Calvet se encargaba desde su cuenta de Twitter de sacar a Arran de su error, respondiendo al tuit de los radicales con este mensaje: «Habéis errado doblemente: 1. No tengo segunda residencia y habéis perjudicado a un tercero. 2. Seguiré trabajando para que en los Pirineos podamos hacer unos Juegos Olímpicos de Invierno sostenibles, que aporten prosperidad, empleo y oportunidades a estas comarcas».
Ante el ataque —si bien frustrado—, varios dirigentes neoconvergentes han querido mostrar su apoyo a Calvet. La candidata a presidente de la Generalitat, Laura Borràs, se ha dirigido a Arran diciéndoles que «señalando la casa de quién piensa diferente, los que quedáis marcados sois vosotros. La democracia tiene otros método. Todo el apoyo, honorable conseller Damià Calvet». Por su parte, el exconseller de Interior Miquel Buch ha brindado su respaldo a Calvet alertando de que «la confrontación de ideas enriquece y fortalece la democracia. Señalar a los que piensan diferente es propio de otras épocas poco democráticas».