Abandoné la militancia en el PSC después de las declaraciones que M. Iceta realizó el pasado 8 de Octubre, en un acto organizado por SCC, donde repetidamente interpelado, se negó rotundamente a formar un Govern con los constitucionalistas, y apostó por un tripartito con ERC y ECP.
Después de muchos años de combatir abiertamente esa idea desde dentro del PSC, me vi incapaz de volver a volcarme en una campaña electoral para seguir blanqueando al nacionalismo secesionista en Cataluña, dándole aire, ahora que después de tantos esfuerzos, y a pesar de tantos errores propios, los teníamos contra las cuerdas.
El cambio de cabeza de cartel de Iceta por Illa, ha dado un giro importante al tablero.
El mandato de los independentistas llevan una década hundiendo cada día más la vida económica, social y política
Donde se preveía una horquilla de 20-25 diputados para el PSC y quedar como tercera fuerza comparsa del Parlament, resignados a aceptar un nuevo mandato de los independentistas que llevan una década hundiendo cada día más la vida económica, social y política; aparece el efecto Illa y con él la horquilla puede ir de los 30 a los 35 diputados, y con ello la posibilidad de alcanzar la Presidencia de la Generalitat.
Conozco al personaje, a ambos. Y así como Iceta había tocado ya su techo electoral, fruto de sus locuaces excesos nacionalistas, lo que le hacía rechazable o antipático para ese millón de votos constitucionalistas que en 2017, hartos del «Procès» se fueron a Ciudadanos; Illa no está contaminado, más allá que siga repitiendo el mantra acientífico de que «Catalunya es una nació«. No se ha metido en jardines de barro, ni con el «dret a decidir» que partió en 2 al PSC, ni con la «vía Canadenca» ni con las 8 naciones; ni con la liberación de los golpistas del 1-O. Él sí tuvo claro que los socialistas debían implicarse en el movimiento transversal de SCC y asistió sin dudarlo a la gran manifestación del 8 de Octubre de 2017; a pesar de la negativa explícita de Iceta, después de mucha insistencia por nuestra parte.
Illa es otro perfil y es susceptible de atraer al voto desnortado de Cs. Buena parte de ellos se encuentran entre ese 40% que a fecha de hoy se declaran indecisos, y ahí puede saltar la sorpresa.
Mi deseo es que, para acabar con el desastre social y económico en el que nos han situado los mediocres gobiernos independentistas, se pudiese formar un Govern compuesto por los partidos constitucionalistas
Cuando hacemos análisis político, tendemos a confundir nuestros deseos con la realidad, y es natural. Sólo los objetos son objetivos. Los sujetos siempre somos subjetivos.
Mi deseo es que, para acabar con el desastre social y económico en el que nos han situado los mediocres gobiernos independentistas, se pudiese formar un Govern compuesto por los partidos claramente constitucionalistas; pero no parece que a vista de las sucesivas encuestas, ese sea dentro de 2 semanas uno de los escenarios posibles.
Illa ya se ha pronunciado por un Govern bipartito PSC+ECP, y tampoco se alumbra como escenario posible, aunque al PP, C,s y VOX, llevados de la generosidad del ejemplo M. Valls en el Ayuntamiento de Barcelona, cediesen algunos votos para la investidura o se abstuviesen.
A pesar de las disputas por la ‘corona indepe’ entre ‘Junqueristas’ y ‘Puigdemonianos’, lo que de verdad les une es su cartera
El otro escenario es que la ciudadanía de Cataluña no hubiera aprendido nada de los errores de estos años y el independentismo volviera a alcanzar una mayoría absoluta de diputados. A pesar de las disputas por la «corona indepe» entre Junqueristas y Puigdemonianos, como lo que de verdad les une es su cartera, la de los €uros que les permiten vivir sin dar un palo al agua, no la pondrían en peligro y se volverían a unir, junto a los quemacontenedores de la pijolandia Cupaire.
El cuarto de los escenarios posibles, es el ya citado por indeseable Tripartito 3. Y déjenme que haga aquí un balance de lo que significaron el T.1 y el T.2. En 2003, los ciudadanos que se declaraban independentistas eran un 13%. 7 años después, acabando el Govern Montilla, ese porcentaje se había elevado al 40%. En medio de aquella triste gestión, se abrió un melón que nadie, absolutamente nadie, siquiera en las filas del propio PSC, había pedido comer: L’Estatut de 2006, para mayor gloria del faraón que se inventó una necesidad inexistente que nos llevó a la ruina social del país.
Mientras el PSC se hundió y Cs comenzó su carrera al alza, hasta arrebatarle al PSC la bandera y los electores en 2017, situándose como primer partido de Cataluña. Algo impensable cuando Montilla se reía de ellos en sede parlamentaria afeándoles que fueran 3. Y no es que Cs fuesen muy buenos oradores o que tuviesen un magnífico programa electoral; es que fueron percibidos por la ciudadanía como menos malos que los demás.
L’Estatut de 2006, para mayor gloria del faraón que se inventó una necesidad inexistente que nos llevó a la ruina social del país
Y aún queda un 5º y último escenario posible; que la atomización electoral y la falta de entendimiento entre aliados potenciales, haga imposible la formación de gobierno (Como ya pasó en las Generales de 2019) y tengamos que repetir nuevas elecciones 5 meses después.
Visualizar escenarios posibles tiene una virtud pedagógica, puede disuadir indecisos, o ignorantes que piensen que esto no va con ellos y pensaran quedarse en su casa; o provocar voto útil, que de todo hay en la viña del señor.
