Reportaje/ «Supe que tenía obsesión por la limpieza el día que me puse a ordenar el supermercado»

El Coronavirus ha ocasionado un fuerte impacto en las personas que padecen Trastorno Obsesivo Compulsivo, una de las enfermedades más incapacitantes, según la Organización Mundial de la Salud

Blanca odia los gérmenes, Ana María comprueba las cosas mil veces, Emilio cuenta todo lo cuantificable y Otto no pisa las líneas. TOC TOC, así se titula la comedia dirigida por Vicente Villanueva (2017) en la que 6 pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) coinciden en la consulta de un psiquiatra.

96 minutos de risas aseguradas en las que la singularidad de cada personaje atrapa a un público que, posiblemente, caiga en el error de pensar que está ante la exageración desternillante de una patología mental hecha a medida para la gran pantalla.

Una realidad dolorosa

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las enfermedades más incapacitantes para las personas que lo padecen.

«Es una de las enfermedades más incapacitantes para quienes la padecen»

Organización Mundial de la Salud

«Acabé provocando una dermatitis atópica a mi hijo de tanto bañarlo», cuenta Jessica, una joven de Barcelona que sufre un TOC relacionado con el orden y la limpieza desde que tenía 15 años.

«Me di cuenta de mi problema porque hacía cosas que no eran normales. Me acostaba de madrugada limpiando sobre limpio y una mancha que no se iba me llegaba a provocar un malestar insoportable. Acabas viviendo presa de la ansiedad y te vuelves una persona aprensiva«.

¿Qué sabemos del TOC?

Para dar respuesta a todas aquellos interrogantes que surgen acerca de esta enfermedad, El Liberal ha hablado con Alicia García Aguiar, psicóloga experta en Terapia Breve Estratégica (Psicoterapeuta Oficial).

Alicia García Aguiar

«Me di cuenta de mi problema el día que fui a casa de mi hermano y, al sentarme en la silla, sentí asco. Cuando llegué a casa estuve hasta las 6 de la mañana desenfundando y lavando las mías»

Susana C.

Susana C dice haber pasado de un extremo a otro. «Pasé de ser un desastre a empezar a obsesionarme«. Hace cinco meses, cuenta, su hermano la invitó a tomar un té. «Al sentarme en la silla sentí asco. Cuando llegué a casa estuve hasta las 6 de la mañana desenfundando y lavando las mías.

«Siempre admiré a la gente que tenía sus casas brillantes y me justificaba diciendo que ese chip no venía incluido en mí… Hoy, mi casa brilla. Ni las toallas se guardan sin planchar».

¿Cuáles son los síntomas o qué límites debe pasar una persona para determinar que tiene un TOC relacionado con el orden y la limpieza?

Lo habitual es que sienta que ha pasado el límite cuando el trastorno le ha traído una consecuencia demasiado negativa, dolorosa. Por ejemplo, la pérdida de su pareja, que ya no puede soportar más las ‘manías’ en casa. O cuando el trastorno le supone emplear tantísimo tiempo al día, que pierde su trabajo o le obliga a renunciar a otras actividades importantes de las que, en realidad, no puede ni quiere prescindir.

El balance tiene que ser negativo para que reaccione. Mientras tanto, suele tensar la cuerda todo lo que puede, porque la obsesión le domina por completo. En muchas ocasiones, acuden a terapia por un ultimátum que ha impuesto la pareja o cualquier otra persona cercana. Pero en realidad, en el fondo, todos quieren librarse de esta tortura, solo que la obsesión puede con ellos.

¿Cuál es, generalmente el origen de este TOC?

El TOC, como su nombre indica, tiene su origen en una obsesión, en este caso la de que todo este ordenado siguiendo un determinado criterio, o que todo esté perfectamente limpio o/y desinfectado. La obsesión impone y exige, y le hace sentir muy mal al obsesionado si no cumple con lo requerido (puede entrar en crisis, tener un ataque de pánico, etc), con lo que inmediatamente obedece y vuelve a limpiar el cuarto de baño, el polvo, etc (estas acciones son las llamadas compulsiones).

El problema es, y aquí está la clave, que ceder a la obsesión solo la alimenta aún más, con lo que de nuevo el afectado se verá empujado a relimpiar, recolocar o/y reordenar infinitamente. Así que, en realidad, se trata de un círculo vicioso que se retroalimenta a sí mismo. La tradicional “pescadilla que se muerde la cola”, que ha permitido que de la simple “manía” pasemos a la compulsividad más irrefrenable.

Con el tiempo, la obsesión se irá volviendo cada vez más exigente y la esclavitud aumentará conforme aumenta la ansiedad, que nunca se calma (terminar de limpiar solo reactiva la posibilidad de que todo se vuelva a ensuciar). Es un juego infinito.

Fuente: https://www.dopl3r.com

¿Suelen ser conscientes del problema las personas que lo padecen?

Ser consciente no significa poderlo eliminar, así que la mente elige autoengañarse y decirse «son los demás, los que son demasiado desordenados» hasta que, como digo, empiezan a sufrirse consecuencias (a veces, incluso físicas) por el uso excesivo de productos de limpieza agresivos. Entonces, todo cambia.

¿Es esta una adicción muy común?

No es exactamente una adicción, porque las adicciones están relacionadas con el placer, no con el miedo. Las compras compulsivas, por ejemplo, si que podrían denominarse una adicción, al menos coloquialmente. Pero en este TOC lo que hay de base es el miedo: a que las cosas no estén perfectas, a que los objetos contaminen, por ejemplo.

«No es exactamente una adicción, porque las adicciones están relacionadas con el placer. No con el miedo»

Alicia García Aguiar

No sé exactamente si es el TOC más frecuente, pero yo diría que es muy habitual. Me ha parecido observar, además, que el TOC de limpieza es más frecuente en mujeres y el del orden, en hombres. Tal vez haya una tendencia influenciada culturalmente. Porque son dos tipologías que no tienen que darse a la vez, esto es muy curioso, una persona muy obsesionada con la limpieza puede ser muy desordenada y al revés.

Covid/ Un agravante de la obsesión

Desde que el Coronavirus apareció en nuestras vidas, la obsesión es todavía peor, reconoce Jessica. «Vivo rodeada de lejía y geles hidroalcohólicos«. La joven cuenta que, aunque es consciente de su problema e intenta evitar la repetida higiene de manos, no puede evitar el miedo al contagio.

¿Considera que hay una mayor incidencia a raíz del Covid-19?

Sí, sin duda. Sobre todo hay mucha compulsividad de lavado de manos. Pero, al mismo tiempo, no hay un especial cuidado por protegerse con la mascarilla. La obsesión es así, irracional, ilógica y, al mismo tiempo, una verdadera tirana.

«Esta obsesión afecta a las relaciones sociales. No puedes vivir con nadie y exiges que los demás hagan lo mismo que tú»

Jessica

¿Esta obsesión perjudica en las relaciones sociales/ familiares?

Sí. El afectado por TOC suele pedir a los demás que también se esclavicen a su obsesión. Si necesita que la ropa esté ordenada por colores, por ejemplo, pedirá a los demás convivientes que la tengan ordenada según ese criterio.

Si necesita que el suelo brille de limpio, exigirá a todos que se descalcen al pasar, que pasen luego la aspiradora, luego la mopa, etc. Y los familiares suelen ceder, porque no quieren que sufra, que tenga una crisis de ansiedad. Y de esta manera, alimentan su toc, se convierten en cómplices del problema, pese a las buenas intenciones.

¿El mayor problema de sufrir este TOC es lo que hacen, o lo que dejan de hacer, las personas que lo padecen?

Las dos cosas. El problema es la pérdida de libertad. La obsesión elige por ti. Y antes que tú, decía Cioran. Vives esclavizado al miedo.

¿Qué tratamiento tiene? ¿Llega a curarse?

Sí, claro que tiene cura. Yo practico la Terapia Breve Estratégica, y con ella cada tipo de TOC tiene su tratamiento, su propio protocolo que luego se adapta a las características de cada paciente.

Existen distintos tipos de rituales, y cada tipo tiene su mecanismo para desactivarse, su truco o estrategia que consigue liberarte de la obsesión. Por ejemplo, en el caso del lavado de manos, se aplica el llamado contrarritual de las 5 veces. Es decir, se le pide a la persona que no deje de lavarse las manos, pero que lo haga un número determinado de veces cada vez que lo hace (la cantidad de veces se va progresivamente aumentando). De esta manera, se le arrebata el control a la obsesión, puesto que somos nosotros quienes estamos decidiendo cuántas veces hay que lavarse, no la obsesión, y esto permite que la persona finalmente elija, espontáneamente, dejar de lavarse.

Es como esclavizar a la propia obsesión, cuando se presenta, para que se largue. Para la obsesión por la limpieza en casa se aplica otra truco y otra lógica. En este caso, la persona debe aprender, poco a poco, a someterse progresivamente a mayores niveles de suciedad o desorden, para inmunizarse a lo sucio o desordenado. Esto requiere grandes niveles de persuasión por parte del terapeuta, que debe estar debidamente entrenado, además de conocer la técnica. Es un poco complicado explicarlo de forma breve. Pero sí, el toc se supera, siempre que se sepa dar con la clave, la llave estratégica que lo desactiva.

¿Se puede curar sin ayuda de un profesional?

«Es necesario que alguien observe el problema desde fuera»

Alicia García Aguiar

El TOC no puede superarse por uno mismo. Tal vez las manías sí, porque tienen menos fuerza. Pero un TOC es otra cosa. Como dije, uno tiende a autoengañarse, y cuanto más inteligente la persona, mejor se autoengaña. Es necesario alguien que observe el problema desde fuera, que lo identifique concretamente y correctamente, que sepa qué decir, cómo decirlo y cuándo, para que funcione la técnica. Una terapia supone siempre el acierto en la técnica, la comunicación y la relación con el paciente. Si falla alguno de estos 3 elementos, todo falla.

En busca de información sobre este tema me he encontrado con el testimonio de alguien que dice haberse dado cuenta de su obsesión, el día que se puso a ordenar el supermercado. ¿Cree que es un caso excesivamente extremo o es algo que le pueda pasar a muchas personas que lo sufren?

Esta persona encontró una limitación. Su obsesión estaba ya tan alimentada que no podía sentirse tranquila en el supermercado, que no es la casa, si no lo sometía también a su criterio obsesivo de ordenación. Y esto era demasiado, la obsesión le estaba exigiendo algo que ya no podía darle. Eso le permitió sentir que había llegado demasiado lejos.

Cada uno puede sentir eso en un momento o circunstancia diferente de su situación. Lo importante es que ese momento llegue, finalmente. Nadie merece vivir tan esclavizado a una obsesión. Y menos aún cuando existe el remedio para liberarse.

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