La borrasca Filomena y la ola de frío posterior han empeorado las condiciones de los 400 trabajadores del grupo Agromillora, con tres centros de trabajo en Sant Sadurní d’Anoia y Subirats (Alt Penedès, Cataluña). Desde hace 10 meses, los comedores de dichos centros están cerrados, dejando dentro, al principio, las máquinas de vending de agua, café y comida. La decisión la tomó la empresa de forma prácticamente “unilateral en connivencia con la empresa de prevención Quirón, en opinión del comité de empresa. “Nos dijeron que lo hacían por nuestra salud. Sin embargo, Sanidad no dijo en ningún momento que se cerraran, sino que se hiciera un protocolo de asistencia”, lamenta Esther Gómez, delegada de UGT FICA Agromillora.
Llegó el verano y los comedores seguían cerrados a cal y canto. La empresa había cerrado también las fuentes de agua, por lo que se hacía difícil soportar los 40º C en los invernaderos. Los empleados acabaron trayendo sus propias botellas de agua de casa, ya que la directiva de Agromillora se negaba a proporcionárselos. “Pusimos una demanda a la Inspección de Trabajo, que nos dio la razón. Sin embargo, cuando vinieron, la empresa ya había colocado las máquinas de vending en el exterior, bajo unos porches. En verano no había problema, pero ahora estamos pasando mucho frío», reconoce.
Comer a -4 ºC
Durante el tiempo de descanso, los empleados están obligados a salir al exterior, a pesar de la ola de frío de los últimos días. Esto afecta a turnos de 10 o 20 empleados cada media hora. “Hemos llegado a soportar temperaturas de un grado en los invernaderos o bajo cero en la calle. Recuerdo que el día 5 de enero alcanzamos los -4 ºC a las 9 de la mañana. No obstante, la empresa se niega a poner calefactores o cualquier otro instrumento para que no pasemos frío. Como solución, nos proponen repartir bolsas de agua caliente. Es una situación inhumana”, añade.
La única opción que les queda a los empleados para evitar los efectos de las bajas temperaturas consiste en pasar el tiempo de descanso en los vestuarios o los lavabos de los centros de trabajo. En general, espacios más pequeños que los comedores abiertos antes de la pandemia.
“Hoy vencen los 10 días que le hemos dado a la empresa para habilitar zonas provisionales. Desde dirección nos han contestado que estas zonas estarán ‘adecuadamente acondicionadas’ en las próximas semanas. No podemos esperar tanto con la que está cayendo. Hemos decidido denunciarlo», afirma. Según la delegada de UGT FICA en Agromillora, han hecho un sondeo entre 30 empresas del Alt Penedès y la suya es la única que ha cerrado los comedores. «No lo acabamos de entender. Creemos que se podrían abrir, si se guardan las medidas de seguridad e higiene necesarias. Por ejemplo, se pueden rotar turnos de trabajo, mantener las distancias de seguridad y llevar la mascarilla obligatoria-, como hacen en otros centros de trabajo de la zona».