Esta semana se va a decidir si las elecciones autonómicas serán en la fecha de la convocatoria, 14 de febrero, o si se aplazan debido a la desfavorable coyuntura pandémica. El lunes 11 Isabel García Pagan, en la Vanguardia —Confluencia de intereses por el 14-F—, parece dar a entender que, aunque no hay nada en firme todavía, es probable que la fecha oficial se mantenga: «Entre los socios del Govern ya no hay quien considere una opción echar el freno» y «el PSC tampoco se apunta a la suspensión».
Según Vilaweb —Hi haurà eleccions el 14-F?—, «la decisión no se ha tomado todavía y en el gobierno hay división de opiniones, pero parece que toma fuerza la idea de que no es posible hacerlas el 14 de febrero debido a la situación sanitaria». En este aspecto, difícilmente llegarán buenas noticias antes del viernes 15, cuando tendrá lugar la reunión de los partidos parlamentarios para tomar la decisión final. Y costaría entender que en un período de aumento de las restricciones, se mantiene una actividad que implicará el movimiento por las calles de más de la mitad de la población.
Si Vilaweb parece que ya va preparando el terreno, Joan Puig, en laRepublica.cat —Les enquestes a la paperera: No tindrem eleccions el 14F—, ve el aplazamiento como una oportunidad y lo suplica encarecidamente: «Si lo primordial es garantizar el voto, hay que retrasar las elecciones hasta mayo, junio o julio cuando habrá mejores temperaturas y, sobre todo, mucha más gente vacunada.»
No sólo le preocupa nuestra salud sino, sobre todo, la posibilidad que estos meses sirvan «para pactar una hoja de ruta hacia la independencia» entre las fuerzas que apuestan por ella, por lo que pide también que cese la «guerra civil sucia en las redes sociales» y, como tiene por costumbre, reclama que, «si los actuales líderes independentistas no pueden o no lo saben hacer, hay que buscar otros nuevos».
Según Nació Digital, la consejería de Salud sitúa el pico de contagios justo antes del inicio de la campaña del 14-F. Al margen de un posible empeoramiento derivado de la propagación de nuevas cepas, se prevé que «en torno al 4 de febrero los enfermos ingresados en UCI se sitúen entre 640 y 850 y que la situación obligue a desprogramar actividad hospitalaria, como ya está empezando a pasar en estos momentos». Y para el 14 de febrero se espera estar «entre los 3.000 nuevos contagios diarios y los 5.000, y entre 610 y 640 pacientes ingresados en UCI».
A partir de este informe, Escenaris de Salut per al període electoral, «los partidos deberán tomar la decisión final el próximo viernes y, en caso de discrepancia, será el Gobierno quien tenga la última palabra. La consejería de Salud ha expuesto los datos pero no ha exhibido ningún posicionamiento sobre si se debe mantener o no la fecha de las elecciones».
Otra cuestión de la que no se habla pero tiene su importancia es la de la presidencia de la Generalitat. La fecha del 14 de febrero viene determinada por la disolución automática del Parlamento al no haber elegido un nuevo presidente después de la inhabilitación de Quim Torra. ¿Qué han de hacer ahora si se aplazan las elecciones, prorrogar la presidencia en funciones de Pere Aragonès, o elegir un presidente con plenos poderes?