En Cataluña la factura de las pensiones supera a los ingresos por cotizaciones en unos 3 mil millones de euros al año. Este déficit de Cataluña es el mayor entre todas las Comunidades Autónomas (Figura 1). EL déficit de Cataluña es hoy cubierto por el sistema de seguridad social de España.
En una hipótesis de independencia, este déficit no sería cubierto por España. Además, este déficit sería bastante mayor, debido al auge del paro derivado de la caída del comercio con España y con el resto de la Unión Europea y del mundo y, por tanto, debido al consiguiente derrumbe del PIB (según vimos en artículos anteriores). La independencia sería un suicidio económico de Cataluña. (Ver Derblauemond (2017), “La economía de guerra y el problema catalán”, 9 octubre https://www.elblogsalmon.com/).
Al comparar la situación de las pensiones de los catalanes siendo Cataluña parte de España con la situación tras una hipotética independencia, estando Cataluña fuera de España, se aprecia la hondura de las consecuencias de una secesión. En un escenario de separación, caen los cotizantes y los ingresos por cotizaciones sociales y se incrementan los receptores de pensiones, los gastos por prestaciones, y además desaparece la subvención del resto de España. (Ver la Figura 2.)
Entonces, si actualmente la pensión mensual media de un pensionista catalán es de 1.031 €, tras la secesión sería de 634 ‘€’. (Nótese que con la independencia Cataluña dejaría de ser parte del eurosistema: su moneda dejaría de ser el euro, pasaría a ser pujoletes, que escribimos como ‘€’.)
Efectivamente, el desenlace no podría ser más negativo. Para los pensionistas catalanes se acumularían todo tipo de desventuras. Afortunadamente, la secesión ¡no tendrá lugar!
La Figura 2 muestra la concatenación entre:
- Menor comercio con España, la UE y el resto del mundo.
- Menor actividad, menor PIB y menor empleo.
- Mayor paro y mayor número de pensionistas.
- Menores ingresos por menos cotizantes.
- Mayores gastos en pensiones.
- Fin de la subvención procedente del sistema de seguridad social de España.
- Menores recursos disponibles para pagar a más pensionistas.
- Menor pensión por pensionista.
En estas circunstancias, para mantener el nivel de las pensiones y evitar la sublevación de los pensionistas, una Generalitat ‘independiente’ se vería obligada a hacer recortes muy importantes en otras partidas de gasto de su presupuesto. (Ver la Figura 3.) Las partidas más afectadas serían las mayores, esto es, sanidad y educación, que son las partidas más sociales.
Conclusiones
- En una hipotética independencia, Cataluña dejaría de recibir de España la subvención actual de 3.240 M € para el pago de pensiones. Junto al incremento del déficit por prestaciones sociales (-5.993 M ‘€’, según se ve en la Figura 65.2) esto hace un déficit social total de 9.233 M ‘€’.
- Los ingresos se reducirían, los pensionistas se incrementarían, y los gastos disparados no podrían pagarse.
- De esta suerte, la pensión media mensual del pensionista catalán, que ahora es de 1.031 €, tras la secesión pasaría a ser de 634 ‘€’.
- Para evitar el hundimiento de las pensiones, la hipotética Generalitat independiente debería hacer recortes muy severos. Los recortes en sanidad y educación serían los principales, y son los gastos más sociales.
- La independencia sería catastrófica para los pensionistas catalanes. Y para la sanidad y la educación.
- Ésta es, pues, la verdadera la naturaleza antisocial del independentismo.