Exdiputada del Parlament de Cataluña y miembro de la Ejecutiva nacional de Ciudadanos, Luz Guilarte (Barcelona, 1971) es la actual líder de la formación naranja en el Ayuntamiento Barcelona. En esta entrevista con Elliberal.cat, Guilarte critica la excesiva ideologización que, a su juicio, caracteriza a Ada Colau y defiende una política municipal basada en tres pilares: «gestión, gestión y gestión».
Es habitual, sobre todo en el Gótico, ver carteles informando sobre consejos de Barrio en catalán y otros idiomas pero no en castellano. ¿Respeta la política lingüística del actual Ayuntamiento a todos los ciudadanos?
Evidentemente, no. Los catalanes no solo tenemos derechos a expresarnos en catalán y castellano, sino también a que la Administración se comunique con nosotros en los dos idiomas. Y, sin ir más lejos, en el Ayuntamiento de Barcelona vemos una vulneración constante. Por ejemplo, nuestras intervenciones en los plenos, cuando se recogen en el acta —incluso nuestras propuestas, las que registramos para que vayan a distintas comisiones y plenos— se traducen al catalán. Y en ocasiones se cambia la literalidad o el sentido de nuestras palabras. Por eso, nosotros estamos votando en contra de las actas. Y lo haremos hasta que se respeten nuestros derechos lingüísticos, ya que como representantes políticos también gozamos de ellos.
Lo de los carteles en distintos idiomas pero no en castellano que mencionaba, por otra parte, muestra que se reconoce una diversidad pero no toda. Cuando la mayoría de la sociedad barcelonesa es bilingüe. Y lo más grave: en momentos de pandemia, en vez de facilitar a los ciudadanos informaciones que son relevantes para saber cómo tienen que protegerse, se envían solo en catalán. La única comunicación que le he visto realizar a la alcaldesa de Barcelona de manera bilingüe es la propaganda electoral. Para eso, curiosamente, sí que emplea las dos lenguas.
La semana pasada, varias tiendas de Naturhouse aparecieron con carteles hostiles por su presunto vínculo con Sociedad Civil Catalana. Por otra parte, la pizzería Marinella también fue objeto de boicot por atender en castellano. ¿Se esta convirtiendo Barcelona en una ciudad inhóspita para los que no comulgan con el nacionalismo catalán?
Afortunadamente, Barcelona está muy por encima de los Gobiernos que tiene, tanto del municipal como del autonómico. Esta ciudad es obra de sus ciudadanos, que, con su diversidad cultural y su emprendimiento, la han convertido en un ejemplo de convivencia. En cambio, el nacionalismo cerril se dedica a todo lo contrario: señalar a una parte de la población por no ser nacionalista o utilizar el castellano, incitando a los radicales a atacar sus negocios. El idioma es un instrumento de convivencia y unión, pero ellos prefieren convertirlo en un instrumento de confrontación y adoctrinamiento. No es de extrañar, pues el nacionalismo no es otra cosa que un ataque constante a nuestros derechos y libertades.
«La única comunicación que le he visto realizar a la alcaldesa de Barcelona de manera bilingüe es la propaganda electoral»
Luz Guilarte
Sociedad Civil Catalana ha convocado una manifestación contra los cortes en la Meridiana. ¿Está haciendo todo lo posible el consistorio para garantizar la movilidad y evitar molestias a los vecinos?
No, lo que está haciendo el Ayuntamiento es mirar para otro lado. Que es lo hace siempre cada vez que el nacionalismo provoca u organiza alguno de sus ataques o coacciones —ya vimos cómo ardían las calles a manos de los radicales separatistas—. Esto perjudica a las tiendas y a los vecinos, ya que no hay mayor enemigo de Barcelona —y en este caso de toda Cataluña— que el nacionalismo. Y Ciudadanos, como le hemos dicho a Rufián, somos lo peor que le ha pasado al nacionalismo.
El asunto de la Meridiana, que lleva produciéndose desde hace más de un año, lo hemos llevado a Fiscalía porque es absolutamente inadmisible. Los comercios, en plena crisis, ven mermada su actividad porque la gente ya no quiere pasar por allí. Los separatistas allí apostados lo que quieren es ser un obstáculo y crear cuánto más destrozo mejor. Incluso ha habido agresiones a ciudadanos que no estaban de acuerdo con que les estuviesen bloqueando la calle.
En nuestro caso, le hemos pedido al señor Batlle en innumerables ocasiones que aborde esta cuestión pero —aún habiendo informes de la Guardia Urbana que alertan de lo inaceptable de la situación— ha preferido callar. Es grave, porque tanto la alcaldesa como él tienen competencias en seguridad —de hecho, son los que tienen las competencias— y podían haberle puesto solución. Pero no les da la gana. ¿Por qué? Porque cuando los nacionalistas ponen el lazo amarillo en la fachada de la Generalitat, la señora Colau hace lo propio en el Ayuntamiento. Unos y otros son lo mismo.
Junto a Carlos Carrizosa y Nacho Martín Blanco, han enviado una Constitución por Navidad a más de 160 alcaldes separatistas de Cataluña. ¿Qué pretendían con ello?
El propósito es que entiendan que vivimos bajo un sistema democrático que garantiza que se respeten los derechos de aquellos que no comulgan con la ideología separatista. Ellos no representan a todos los ciudadanos, sino solo a una parte: a los suyos. Y aquellos que gobiernan tienen que tener muy claro que su acción de gobierno tiene que ir dirigida a mejorar la vida de todos los ciudadanos. No pueden utilizar esos gobiernos para crear ciudadanos de primera y de segunda. O infringir las leyes. O conculcar derechos lingüísticos o ideológicos. Con esta acción, queríamos recordarles que, mientras esté Ciudadanos, seguiremos defendiendo una Constitución que garantiza los derechos de todos. También los de ellos.
«Nosotros, frente al afán recaudatorio del Gobierno, pedimos un alivio fiscal. No se puede cargar la responsabilidad de esta crisis en los hombros de los ciudadanos: quién tiene que hacer el esfuerzo es la Administración»
Luz Guilarte
Habéis presentado una serie de «líneas naranjas» para respaldar los prepuestos municipales de 2021. ¿Cuáles son las principales?
En primer lugar, está la parte impositiva. Nosotros, frente al afán recaudatorio del Gobierno, pedimos un alivio fiscal. Es decir, que se revierta el impuestazo que impusieron a los barceloneses justo cuando empezaba la crisis. No se puede cargar la responsabilidad de esta crisis en los hombros de los ciudadanos: quién tiene que hacer el esfuerzo es la Administración.
Asimismo, también planteamos una ampliación del Fondo Covid. El Gobierno municipal acordó una ampliación de 90 millones y nosotros decimos que hay que hacerla de 225 millones. Porque esta crisis no va a durar un año, sino al menos dos o tres años. Por eso, debe dedicarse el dinero a la reducción de impuestos antes mencionada pero también a la aplicación de un plan de Barrios, a la digitalización del comercio o al rescate de las pymes y autónomos.
Es decir, de esos millones que ellos quieren invertir en proyectos electoralistas como la conexión del tranvía con la Diagonal —¡En plena pandemia, quieren levantar polvo y aceras!—, hay que dedicar partidas a lo que realmente constituye la emergencia social y económica.
Por último, ellos proponen un endeudamiento de 150 millones. Pero, en lugar de endeudar Barcelona, el Ayuntamiento debería reclamar la deuda a la Generalitat, que debe al consistorio 300 millones en convenios y 25 millones de los fondos europeos. Si la Generalitat devuelve esa deuda, Barcelona no tiene que endeudarse.
Recientemente, denunció que existe un colapso administrativo en la gestión para dar respuesta a las personas que acaban de llegar a Barcelona. ¿Qué respuestas debería ofrecerles el consistorio?
De los 12 millones de euros que pedimos se destine a la emergencia social, queremos que una parte se destine a mejorar la burocracia en este asunto. En nuestros encuentros con entidades sociales, nos cuentan que los trámites son tremendamente farragosos. Y son trámites que, si lo recién llegados no cuentan con nadie que les ayude, pueden tardar meses en cumplimentarlos y obtener una respuesta. Así, durante todos esos meses se producen una situación de desamparo y abandono para estas personas. Lo que nosotros pedimos es que los trámites se racionalicen, se agilicen y sean más sencillos para que el proceso sea más directo, y que la protección y atención que requieren estas personas se materialicen cuanto antes.
«Si la Generalitat devuelve lo que debe al Ayuntamiento, Barcelona no tiene que endeudarse»
Luz Guilarte
Después de la nave que ardió en Badalona, el problema del chabolismo y la okupación ha pasado al primer plano. Sabemos que en Barcelona existen 77 asentamientos ilegales donde pernoctan más de 400 personas. ¿Qué propone Ciudadanos para acabar con este problema?
Nos preocupa, porque situaciones como las de Badalona ya han ocurrido en Barcelona. Hace un año, en julio y agosto, hubo dos incendios similares: uno en un asentamiento y otro en una nave okupada, que se saldaron entre ambos con cerca de una veintena de heridos. Pese a ello, el señor Batlle no da una respuesta a este problema. Se sale siempre por la tangente. Nosotros presentamos un plan antiokupación y el Gobierno municipal votó en contra. Ya sabemos que la señora Colau es prookupa porque ella misma lo fue. Y sabemos que fomenta, subvenciona y financia a los movimiento prookupación. Lo cual, viniendo de una persona que es responsable de la seguridad de la ciudad, es grave. Con ello está favoreciendo a las mafias, que son las que abusan de la personas que viven en condiciones infrahumanas en estos asentamientos. Una vez más, el populismo está enquistando los problemas en lugar de solucionarlos.
«Colau fomenta, subvenciona y financia a los movimiento prookupación. Lo cual, viniendo de una persona que es responsable de la seguridad de la ciudad, es grave»
Luz Guilarte
Por contra, nuestro plan antiokupación contempla un refuerzo de la Guardia Urbana para controlar policialmente la situación, pero también actuaciones transversales desde el punto de vista social —teniendo en cuenta siempre que toda okupación es ilegal—.
Los ciudadanos han suspendido como alcaldesa a Ada Colau en el último barómetro municipal. De llegar usted a alcaldesa, ¿qué haría para ganarse el favor de la ciudadanía?
Yo creo que el favor de la ciudadanía te lo tienes que ganar haciendo, no diciendo. Soy muy poco de proclamas y mucho de gestión, gestión, gestión. Por lo tanto, lo primero que tiene que hacer una alcaldesa es escuchar a todo el mundo, que es lo que no hace la señora Colau. Hay que bajar a la calle y hablar con los vecinos, porque solo así entiendes lo que está ocurriendo, solo así puedes dar una respuesta. Y partir de ahí entender que esa responsabilidad te lleva a trabajar para todos. Y no solo para los que piensan como tú o los que votan a ti.
La mejora de las condiciones de vida de Barcelona es el mejor aval que puede tener un alcalde. En este sentido, yo abanderaría políticas que son para todos: seguridad, trabajo, recuperación económica de la ciudad y de la marca Barcelona, y, sobre todo, colaboración público-privada —de la que Colau es una gran enemiga, pero que ha permitido construir esta ciudad—.