La iconoclastia que caracteriza a Albert Boadella sigue levantando ampollas. La edad del cómico y dramaturgo (77 años) no le ha impedido en los últimos tiempos ser investido presidente de la ficticia Tabarnia o presentarse en 2018 ante la mansión de Puigdemont en Waterloo para pedirle un encuentro «al más bajo nivel». Ayer, volvió hacer gala de su verbo subversivo en una conferencia de prensa ofrecida en el Parlament junto a Ciudadanos, partido que organizó el acto y del que Boadella fue uno de sus padres intelectuales.
«He conocido una Cataluña plural y diversa. Una Cataluña en la que me sentía muy a gusto. Pero aquella Cataluña no tiene nada que ver con lo que hay ahora. Esta pluralidad ha desaparecido. Nacionalismo y democracia son dos palabras que tienen difícil convivencia», denunció el actor desde el atril del Parlament. El cómico recordó que abandonó Cataluña en 2006, justo después de impulsar la plataforma que dio origen a Cs, debido al boicot que el nacionalismo ejerció sobre sus obras.
«A Sánchez, ni pan, ni sal, ni agua»
Boadella, que ahora vive en Madrid, destacó el «estado de degradación» en el que se encuentra Cataluña, en la que «cada Govern ha intentado superar al anterior en este delirio del nacionalismo», e incurriendo en «actitudes fanáticas». Por estos motivos, el cómico mostró su apoyo a Ciudadanos, «un partido importante e imprescindible». Ello no impidió, sin embargo, que deslizase una crítica al acercamiento de la líder de Cs, Inés Arrimadas, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: «A Sánchez, ni pan, ni sal ni agua», aclaró.
Silencio del Govern ante el acoso nacionalista
Por su parte, el Jefe de la Oposición en Cataluña y actual líder de Ciudadanos en Cataluña, Carlos Carrizosa, hizo hincapié en que la asistencia de Boadella al acto servía para denunciar «el clima ideológico de hostigamiento al discrepante en Cataluña», que «no se no se produce por el fanatismo de algunos ciudadanos sino que está auspiciado por el Govern». En este sentido, lamentó, por ejemplo, que ni la Generalitat ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hayan condenado sucesos como el acoso nacionalista al restaurante italiano Marinella por atender en castellano.