La red social más irreverente del mundo no perdona ningún fallo. Así lo ha podido experimentar este jueves el eurodiputado y fugado de la Justicia española, Carles Puigdemont. El motivo ha sido su discurso ante un Parlamento europeo prácticamente vacío. Lo cierto es que deja mucho que desear la conducta en este caso de unos eurodiputados que cobran más de 100.000 euros anuales y la mayoría de los cuales tienen como única obligación asistir a las generalmente tediosas sesiones de la Cámara. Pero, a la vez, la imagen de Puigdemont hablando solo en este escenario es un reflejo de cómo el procés atraviesa, seguramente, sus horas más bajas. Ni el mundo les mira, como tanto les gusta decir a los separatistas, ni la Unión Europea parece tener el más mínimo interés en sus proclamas.
El ex presidente y líder de JxCat habló en su discurso de la Declaración de Barcelona y aprovechó la ocasión para referirse a la capital catalana como «teatro de la represión más feroz que un Estado de la UE ha infligido a millones de ciudadanos que simplemente quería votar». Nada mencionó sobre que la represión de los manifestantes suelen llevarla a cabo fundamentalmente agentes de los Mossos. Menos aún explicó ante su escasa audiencia que la Generalitat que gobierna su partido junto con ERC es acusación particular en buena parte de los más de 2.000 procedimientos abiertos contra manifestantes separatistas.