Desde que arrancó el procés, las agresiones contra los partidos constitucionalistas se han convertido en una práctica habitual en Cataluña. El último episodio de estas características se vivió ayer a las puertas del Parlament, cuando una decena de radicales acampados allí para repartir panfletos insultaron y amenazaron a varios trabajadores de Ciudadanos.
La víctima inicial del acoso fue una trabajadora del equipo del candidato a la Generalitat de la formación naranja, Carlos Carrizosa. Los radicales identificaron a la colaboradora de Carrizosa porque portaba una carpeta en la que figuraba el corazón tribandera característico del partido. Tras advertirlo, increparon a los trabajadores de Cs gritándoles «¡fuera de Cataluña!» y lanzándoles monedas de chocolate. Los atacantes fueron definidos en Twitter por Carrizosa como un «grupúsculo de separatistas totalitarios hiperventilados».
«Mal que les pese, Cataluña somos todos»
Tras acontecer estos hechos, la presidenta de los liberales, Inés Arrimadas, condenó rotundamente lo sucedido en su cuenta personal de Twitter: «Mi apoyo a los compañeros de Ciudadanos ante el enésimo señalamiento de los radicales separatistas. Hoy ha sido en la puerta del Parlament y han increpado incluso a los trabajadores. Ningún insulto logrará que dejemos de defender la libertad y la convivencia». También se hico eco de lo sucedido en la misma red social el diputado de Cs Nacho Martín Blanco, que resaltó que «como De Gispert a Inés Arrimadas, les han gritado que no son catalanes y que se vayan de Cataluña». «Mal que les pese, Cataluña somos todos», añadió.
Por último, en una rueda de prensa posterior, el portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados, Edmundo Bal, condenó los incidentes. «Es gente totalitaria que demuestra cómo es su pensamiento y cómo entiende la democracia, acosando a quienes simplemente trabajan para un partido constitucionalista en Cataluña», manifestó Bal.