Para muchos, el verdadero padre del procés no es Artur Mas ni Carles Puigdemont, sino el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, que en los 90 impulsó un plan llamado Programa 2000 para «catalanizar» todos los rincones de la vida pública catalana y incentivar la desconexión del resto de España. Es por ello que, pese a el escándalo que supuso sus delitos confesos como defraudador fiscal, Pujol siga manteniendo intacto su estatus como figura totémica dentro del separatismo.
Es en este contexto cómo se entiende la entrevista a expresidente catalán que publica hoy El Punt Avui, que se centra en su reflexiones sobre la identidad catalana pero elude sus problemas con la Justicia aduciendo en un recuadro que «si no habla de sus asuntos judiciales es porque ya se ha explicado en el Parlament y en los juzgados y porque es allí donde deberá volver a hacerlo».
«Es crucial que Cataluña mantenga su identidad»
En la conversación, Pujol, que afirma sentirse un «patriota europeo» además de un «patriota catalán», advierte de que la identidad catalana vuelve a estar en peligro. «Vuelve a estar muy presionada», valora el exdirigente, por lo que cree imprescindible reflexionar cómo puede Cataluña «defenderse como país». «Es fundamental que todo el país mantenga su identidad y que esté en condiciones de prestar un servicio a la gente concreta. A las personas. Un país ha de ser útil a su gente y por eso ha de tener una personalidad propia que pueda ayudar a su gente a proyectarse; es decir, a tener proyecto de país», mantiene.
En este sentido, Pujol señala que no les falta razón a quienes creen que «la financiación, las infraestructuras y la competitividad del país» son importantes. Sin embargo, hace hincapié en que lo prioritario sigue siendo la identidad nacional: «Para ser políticamente y para ser económicamente primero se ha de existir como sociedad y también como cultura. Y es muy importante tener un proyecto. Eso es lo primero, la primera condición de una persona es ser. Definir la propia identidad, el propio ser, es el primer objetivo de una persona y de un conjunto humano». A continuación, aclara que en el terreno político quien desarrolla identidad «son las naciones» y recuerda que, pese a los peligros antes mencionados, Cataluña ha tenido éxito en su empeño: «Somos, existimos».
Vuelve el ‘peix al cove’
Por otro lado, Pujol no ve con malos ojos que parte del nacionalismo catalán haya retomado la estrategia política popularizada por él conocida como «peix al cove» —que significa ceñirse a los objetivos inmediatos y realistas—. «Hay quien dice que hay que volver al peix al cove. Yo tengo una buena opinión de muchos de los políticos que ahora lo hacen», desvela.
La pandemia no ha de eclipsar a la identidad
Finalmente, advierte de que la emergencia sanitaria no debe desviar a Cataluña de la construcción nacional: «Esta emergencia sanitaria también la tienen en Dinamarca, y Portugal también la tiene, pero su identidad no la discute nadie. Como dijo hace años Mario Soares: “Ahora Cataluña tiene más empuje económico que Portugal, pero los portugueses saben que nunca tendrán problemas para hablar en portugués. Es decir, no tendremos problemas de identidad”».
Lo de mantener la identidad es un eufemismo para referirse a mantener el 3%. No tiene cura