De enero a septiembre, periodo de parón en la actividad económica debido a la pandemia, se produjo una caída del 27,82% de los accidentes de trabajo con baja acaecidos durante la jornada de trabajo en la comunidad autónoma, según el avance de estadísticas de accidentes de trabajo publicado por la Generalitat de Catalunya. Aun así, la falta de actividad productiva no se ha trasladado a los accidentes mortales que siguen “in crescendo”, tal y como se desprende de dicho avance. A lo largo de los primeros nueve meses del año, 74 trabajadores han perdido la vida, 8 más que en el año pasado, lo que representa un incremento del 12,12%.
Más precariedad en el lugar de trabajo
El aumento de la mortalidad se ha concentrado en los accidentes producidos durante la jornada de trabajo, que repuntan un 21,28%. “Básicamente hay dos tipologías: accidentes por caídas desde alturas considerables y atrapamientos de máquinas en profesiones relacionadas con la construcción, la industria o el sector agrario», ha explicado Mónica Pérez, responsable de Salud Laboral de CCOO de Catalunya.
El aumento de la mortalidad se ha concentrado en los accidentes producidos durante la jornada de trabajo, que repuntan un 21,28%. La precariedad laboral es la principal responsable, afectando sobre todo a los trabajadores por cuenta propia
Desde CCOO apuntan que es muy significativo el incremento del 125% de la mortalidad en trabajadores/as por cuenta propia, mientras que en los/as asalariados/as el aumento ha sido del 11,63%. “Creemos que fenómenos como la subcontratación o los falsos autónomos acrecientan la precariedad en cuanto a condiciones laborales y preventivas en el lugar de trabajo. Los propietarios del centro de trabajo se relajan y pasan la responsabilidad en el ámbito de la prevención de riesgos a las empresas subcontratadas«, ha añadido. Los falsos autónomos también estarían dentro de estas estadísticas, en opinión de Mónica Pérez. Por territorios, la mortalidad se ha disparado en Tarragona, donde ha aumentado un 233%.
Esta laxitud contraviene el Real Decreto 171/2004, que exige coordinación en materia preventiva entre trabajadores de distintas empresas que coinciden en un mismo centro de trabajo. Es necesario, además, que se efectúe un diagnóstico completo de la magnitud del riesgo, así como desarrollar medidas preventivas que incluyan la revisión de métodos y materiales de protección o evitar los trabajos en solitario, por ejemplo.
Tampoco los accidentes mortales en itinere reflejan el paro de la movilidad durante estos meses de pandemia, ya que se han producido dos accidentes menos que en el mismo periodo del año 2019, lo que supone una disminución del 10,53%.
Falta de control por parte de las Administraciones públicas
El aumento de la mortalidad en el puesto de trabajo es consecuencia de las carencias en prevención, que muchas veces se quedan en documentos de los que no se informa a los empleados ni se señalizan las zonas de riesgo; junto con la precariedad que está impactando en el mercado de trabajo.
Otros factores son la ausencia de controles por parte de las Administraciones Públicas y la posibilidad de derivar al Sistema Público, por parte de empresas y mutuas, los daños a la salud producidos por el trabajo. «Al no reconocer los accidentes de trabajo no mortales, las empresas no suelen revisar sus prácticas preventivas«, ha lamentado. Desde el sindicato exigen una prevención de riesgos laborales de calidad al sector privado; así como más inversión en políticas económicas y de ocupación a la Generalitat y al Gobierno central.