Cuatro fundadores de la Assemblea Nacional Catalana firman un artículo en Vilaweb —O caixa o faixa— en que piden un cambio de rumbo ante la «crisis interna» que se ha materializado en la dimisión de «siete miembros del Secretariado Nacional de la ANC, tres de los cuales también eran miembros del Comité Permanente» —este último está formado por doce personas, lo que da una idea de la magnitud del descontento—. Entienden que «estas dimisiones y las que puedan venir a continuación sólo generarán más frustración y desorientación» y que, «por este camino, el final de la ANC está cantado».
Hacen un leve repaso a la historia de esta organización, constituida legalmente en 2011, que «revolucionó el mapa político del país, introduciendo la independencia como eje fundamental del debate político en Cataluña» y que «tuvo el último momento de gloria en la formación de Junts pel Sí» —coalición entre CDC y ERC, más algunas formaciones menores, para las elecciones de 2015— pero que «representó el relevo en la dirección política de la hoja de ruta del independentismo, que pasó definitivamente de la ANC a los partidos».
Forma parte del imaginario independentista ver el proceso como un impulso de abajo arriba, en el que «el pueblo manda, los políticos obedecen», y no de arriba abajo, a pesar de que, como dice el historiador Jordi Canal en su libro Con permiso de Kafka, «el carácter parainstitucional de la ANC no se le escapa a nadie.
El artículo contiene una acusación a Carme Forcadell —«la presidencia de la ANC de aquella etapa (…) fue reduciendo el peso real de la Asamblea a la mínima expresión»—, en quien personifican el fracaso de octubre de 2017: «Cuando todo el mundo (…) esperaba que la “calle” hiciera “lo que había que hacer” tras la declaración de independencia (…) quedó muda y paralizada.»
Afirman estos cuatro fundadores que «no nos reconocemos en esta ANC», ahora que está viviendo una «etapa de desorientación creciente» y es incapaz de «proponer ninguna salida positiva, constructiva». Llaman a «replantear la ANC» para que «recupere la dirección efectiva del proceso de independencia», teniendo siempre presente que «mientras unos —los partidos— trabajan dentro del sistema, los otros lo hacen desde la periferia del sistema». Es decir fuera del sistema, o más allá de la ley. A buen entendedor, pocas palabras.
El artículo aparece firmado por Pere Pugès, Miquel Strubell, Miquel Sellarès y Enric Ainsa, que pasan por ser los cuatro impulsores iniciales de la ANC, según una versión algo mítica —El fenomen ANC: de la gènesi clandestina a la papereta electoral en sis anys—: «Son cuatro personas que pusieron en marcha un grupo de cuarenta que se comunicaba por correo electrónico y sin mostrar entre ellos su identidad.»
Esta desautorización en toda regla de la organización impulsada por sus fundadores —los cuatro, por cierto, son políticos de largo recorrido— sin duda traerá cola.