Que en cualquier grupo humano suele haber rencillas es algo que todo el mundo acepta y entiende. Lo realmente duro es cuando esas palabras dichas en confianza salen a la luz. Y más si quien las pronuncia es alguien de relevancia, como David Madí, detenido por la Guardia Civil el miércoles por orden del titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, y acusado de diferentes delitos de corrupción vinculados al procés y a la financiación del nivel de vida del ex presidente Carles Puigdemont en Waterloo. A tenor de lo que se ha filtrado hasta ahora del sumario, Madí no tenía precisamente simpatía por quienes los ciudadanos creen que son realmente los pesos pesados del proyecto independentista. Y es que Madí es uno de los popes del procés, junto a los también detenidos Oriol Soler y Xavier Vendrell.
En el auto, el juez Aguirre parece tener claro, por las charlas intervenidas a Madí, que este, que fue mano derecha de Artur Mas, era el verdadero jefe de la organización anónima Tsunami Democràctic. Una entidad que se estrenó en Barcelona el 14 de octubre de 2019, nada más darse a conocer la sentencia contra el referéndum del 1-O y que, a lo largo de una semana, convirtió la ciudad en escenario de gravísimos altercados con los cuerpos y fuerzas de seguridad. Tsunami Democràtic orquestó también la protesta en el Camp Nou durante el Clásico jugado en diciembre del mismo año. Y todo el mundo esperaba que promoviera algún tipo de manifestación en el momento en el que el entonces presidente Quim Torra fuera definitivamente inhabilitado. Algo que no sucedió y que ahora es fácil de comprender al leer el auto del juez Aguirre: «El hecho de que calificase a Joaquim Torra de subnormal político profundo hacía entrever que, tras su inhabilitación por el TSJ, no habría grandes protestas en la calle».
Que el cese de Torra no se acompañara de los habituales gestos histriónicos del separatismo tenía también otra explicación, según el juez Aguirre. Y es que tampoco estaban interesados en ello ni Xavier Vendrell, otro de los popes del procés detenido también el miércoles, ni ERC. Ambos, según el magistrado, tenían puesto su objetivo en «un anticipo de las elecciones autonómicas para poder alcanzar la Presidencia de la Generalitat«.
En el mismo auto, parece quedar también claro que David Madí no siente ningún tipo de simpatía por el líder de ERC, Oriol Junqueras, que cumple condena en el penal de Lledoners por el referéndum ilegal del 1-O. A él se refiere Madí en las conversaciones intervenidas como alguien que «tiene un punto de desequilibrado«. Mucho más cruel es a la hora de hablar del presidente del PDeCAT, David Bonvehí, al que define como «un trozo de carne que es un auténtico subnormal«.
El escrito del juez Aguirre, por otro lado, ofrece la única explicación hasta hoy del cese fulminante del ex conseller de Interior, Miquel Buch, por parte de Quim Torra, pocos días antes de que el Supremo confirmase la inhabilitación del entonces presidente. Según el auto, Madí explicó la decisión de Torra de la siguiente manera: «Se los folla (refiriéndose también a Braulí Duart, secretario general de Interior) porque le han llevado la contraria o porque no le han dejado hacer sus animaladas«.