Carlos Carrizosa Torres (Barcelona, 1964), es licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, separado y con tres hijos. Militante de primera hora en Ciudadanos, es diputado autonómico desde 2012. Tras la renuncia de Lorena Roldán, ha sido designado por su partido como cabeza de lista de Ciudadanos (Cs) a las próximas elecciones catalanas, previstas para el 14 de febrero 2021. Ha pasado el COVID-19 y fue hospitalizado, lo que le hace especialmente sensible a los temas sanitarios.
Tiene por delante un reto difícil después de los extraordinarios resultados de Ciudadanos en las elecciones catalanas del 21D en las que fue la fuerza política más votada. Durante la entrevista se muestra optimista, a pesar de algunos sondeos, sobre los resultados electorales y el futuro de Ciudadanos en Cataluña y en España. Defiende la coalición con el PP pero parece estar preparado por sí finalmente no se produce. Descarta confluir con el catalanismo no soberanista y defiende decididamente el legado de Albert Rivera.
La primera pregunta es un poco obligada. ¿Que le hace aceptar ahora ser candidato de Ciudadanos? ¿Qué ha cambiado desde que no se presentó a las primarias?
Bueno, lo primero decir que nosotros teníamos una candidata que fue elegida en primarias y que decidió dar un paso al lado para facilitar una coalición electoral con el Partido Popular y con el Partido Socialista ya que, al ser ella portavoz en el Senado, consideraba que estaba inmersa en la guerra política con Partido Popular y Partido Socialista y que ello podía obstaculizar el objetivo de propiciar aquí una coalición y llevarla a cabo. Y en eso coincidíamos en la dirección del partido. Por lo tanto, se decidió por parte de la dirección hacer uso de la facultad estatutaria que determina que, si un candidato elegido en primarias da un paso al lado, el órgano de dirección puede designar a otro candidato.
La pregunta no era por el procedimiento formal sino por la decisión propia. Por su posición, podría haber sido usted candidato en las primarias sin ningún problema.
Sí, pero en aquel momento todos valoramos que debía ser Lorena Roldán la que debía liderar el proyecto en Cataluña. Y ahora, dado que ella se aparta, pues yo he dado el paso al frente.
Su partido y usted han planteado una posible coalición de los partidos constitucionalistas. El PSC ya se ha desmarcado de forma expresa y el PP no acaba de decidirse. ¿En qué momento están estas negociaciones?
Pues están, más o menos, como usted ha expresado. El PSC viene diciendo que no y el PP parece que no acaba de decidirse. Para nosotros lo deseable es una coalición entre Ciudadanos, PP y PSC.
Yo creo que el electorado constitucionalista recibiría de buen grado que los partidos constitucionalistas que defendemos la unión y la igualdad entre todos los españoles en un tiempo en que el procés nos ha llevado a una gran división y al empobrecimiento de la sociedad y la economía catalanas, fuéramos juntos a las elecciones. Y en un tiempo, además, en que tenemos que afrontar una pandemia dificilísima, con una crisis económica agudísima, pues parece el momento para hacer algo que en otros momentos pudiera ser inimaginable. Yo creo que es el momento de proponerlo y que lo responsable es hacerlo y que aquél que no quiera que explique el porqué. Pero yo también quiero decirle que el gobierno europeo funciona gracias a una coalición entre conservadores, liberales y socialdemócratas, exactamente lo que proponemos aquí en Cataluña, y no debería sonar tan raro al electorado constitucionalista español y catalán, ni debería ser tan lógico que todo el mundo vea imposible que el PSC se sume a ello.
«Yo creo que el electorado constitucionalista recibiría de buen grado que los partidos constitucionalistas que defendemos la unión y la igualdad entre todos los españoles en un tiempo en que el ‘procés’ nos ha llevado a una gran división y al empobrecimiento de la sociedad y la economía catalanas, fuéramos juntos a las elecciones.»
Carlos Carrizosa
Por parte del PSC está claro su rechazo. En el caso del PP, Alejandro Fernández ha expresado dos obstáculos: por un lado, que no está claro que la coalición sume y, por otro, plantea una objeción de orden más político, el giro de Cs y su disposición a la aprobación del presupuesto 2021. Esta segunda condición parece que, de alguna manera, se diluye después del no de Casado a Vox en la moción de censura y su mayor disposición a dialogar con los socialistas en temas de estado. Pero la otra sigue vigente. El tercer problema sería quién podría ser el candidato. Usted ha manifestado la posibilidad incluso de no serlo. ¿ Acabará concretándose la coalición?
Primero, respecto a si suma o no la coalición PP y Cs a todos nos interesa que sume, yo creo que puede sumar en Cataluña. Pero realmente el objetivo de la coalición es que no haya ningún voto constitucionalista que no se transforme en escaño. Hay que mirarlo bien, tiene que haber voluntad de coalición; tiene que haber un entendimiento de la importancia de un proyecto que nazca para reconstruir Cataluña y dejar atrás el procés. Pero, sin duda, el objetivo también es que sume. Por lo tanto, esto habrá que verlo y lo estudiaremos.
En segundo lugar, una de las objeciones que nos ponían por parte del PP hace unas semanas era que nosotros pudiéramos llegar a un acuerdo para aprobar los presupuestos de Sánchez. Nosotros esta objeción no la acabamos de entender puesto que, si hacemos ese posible acuerdo con el Gobierno de Sánchez, es precisamente para mejorar los presupuestos en una época que hay una pandemia, y no podemos dejar que el futuro de las aportaciones europeas dependa de los acuerdos a los que pueda llegar el Gobierno de Sánchez con Podemos sin limar y, además, sancionados por ERC y por Bildu.
Por otro lado, menciona usted el discurso último de Casado; pero es que el último discurso de Casado es el último discurso de Casado, que se dio en una circunstancia muy concreta de pandemia y que para nosotros no indica un cambio de estrategia de largo alcance sino un discurso que se dio en el Parlamento. El señor Alejandro Fernández, que yo sepa, no ha actualizado su objeción, ni da por agotada una época; ni que yo sepa ve ahora con buenos ojos el que pudiéramos pactar unos presupuestos.
«Nosotros esta objeción no la acabamos de entender puesto que si nosotros hacemos ese posible acuerdo con el Gobierno de Sánchez es precisamente para mejorar los presupuestos en una época que hay una pandemia»
Carlos Carrizosa
Y respecto a quién debe encabezar esta candidatura, nosotros lo que hemos dicho es que lo lógico es que en Cataluña lo lidere Cs porque es el partido más numeroso, es el que ganó las elecciones. Hay una diferencia de votos con el PP a día de hoy, reflejada en los escaños, enorme y, por lo tanto, eso parece lo más lógico. En caso de que se cierre una coalición con PP y PSC, o solo con PP o solo con PSC entonces habría que ver el tema de la candidatura en donde nosotros no nos empecinamos, aunque ya le digo que de salida parece lo más lógico que la encabezáramos los de Cs.
¿Hay alguna posibilidad de la opción ‘light’? ¿Que la coalición solo se diera en aquellas provincias, como Girona o Lleida, en la cuales la rentabilidad de la unión es más evidente?
Habría que valorar si realmente esa fórmula es viable, si es fácilmente explicable y realmente vale la pena porque haya unos resultados sensiblemente mejores en esas circunscripciones. También es cierto que ha habido ocasiones que nos hemos pisado votos consiguiendo que ninguno de los dos obtuviera representación. Por lo tanto, yo considero que deberemos estar atentos a eso.
Hay otro espacio político en Cataluña que está apostando por generar una dinámica de reconciliación identitaria. Básicamente los partidos que se reclaman del catalanismo no soberanista: La Lliga, Lliures, Units per Avançar, que parece que están configurando un bloque. ¿Hay alguna posibilidad de que Ciudadanos, confluya con ellos de cara a las elecciones?
Yo lo veo difícil, por varias razones. La principal es porque nosotros no creemos que, en muchos casos, restos del naufragio de Convergencia y de Unió representen a la nueva Cataluña que ha de salir, sin duda, después de que el independentismo deje de tener la preponderancia de la que actualmente goza. Yo creo que el catalanismo derivó al final en este independentismo radical que no se ha sometido ni siquiera a las normas constitucionales ni al Estatuto de Cataluña, ni a los reglamentos del Parlamento. Un soberanismo, un separatismo, que ha rebasado los controles democráticos y que, además, no se aviene a volver dentro de la delimitación de nuestras leyes democráticas. Muchos de estos partidos nuevos han estado hasta el último momento en el barco que ha encallado Cataluña en los arrecifes y, por tanto, nosotros no creemos que haya que hacer revisionismo de actitudes políticas pasadas, sino que tenemos que dar a todos los catalanes un proyecto que ya sea de la Cataluña moderna y no el de aquella que creó Pujol bajo los parámetros nacionalistas y catalanistas-nacionalistas que impulsó el pujolismo. Hay que dar ese salto.
El mapa político catalán está atrincherado. Hay movimientos internos en esas trincheras, pero digamos que no hay avances significativos de ningún bando. Y que estas trincheras son básicamente identitarias. El 90% que tienen el catalán como lengua habitual vota a partidos nacionalistas y el 90% que tienen la lengua castellana como lengua habitual votan partidos constitucionalistas. ¿No cree usted que desde el constitucionalismo es necesario encontrar y ofrecer una alternativa que recupere al que tiene el catalán como lengua habitual? ¿El constitucionalismo no debería tratar de ampliar su base social que, en sentido inverso, es lo que intenta ERC con Rufián?
Sin duda, pero este proyecto existe ya y se llama Cs. Es nuestro concepto de la Cataluña inclusiva tanto si hablas catalán o hables castellano. La lengua en que te desenvuelves no debe determinar la orientación ideológica, sin perjuicio de que haya territorios en los que la tradición casi carlista o nacionalista tenga más arraigo. Estoy convencido de que lo que ha ocurrido en Cataluña en los últimos decenios y, señaladamente en los últimos ocho años de procés, es el principio del fin de muchos dogmas que se han demostrado falsos y que han perjudicado a la sociedad catalana. Yo estoy convencido que lo mismo que el independentismo subió del 17% a un 47%. Ha llegado al 47 o al 48% y bajará al 17 o al 18% porque en Cataluña esto ha sido una revolución de arriba a abajo, ha sido desde las clases dirigentes a la ciudadanía. Ha sido algo impulsado desde las élites, sobre una base de 40 años de nacionalismo. Estoy convencido que el gran fracaso del procés acabará aflorando. Quizá todavía en estas elecciones veamos esta aparente división inquebrantable. Pero esa división no va a perdurar. Y el proyecto de Cs está desde el año 2006, desde antes del procés, y seguirá después del procés. Y nuestro proyecto es precisamente el que usted dice, integrar la catalanidad, y no el catalanismo, en nuestra forma de ser mixta y mestiza en la sociedad catalana. Están imponiéndonos un concepto de identidad y de sociedad que es decimonónico y es antiguo. Y los catalanes no se van a sentir así, no van a abrazar eso en los próximos lustros. Y estoy convencido que durante la próxima legislatura veremos cambios importantísimos en ese aspecto.
«Yo creo que el catalanismo derivó al final en este independentismo radical que no se ha sometido ni siquiera a las normas constitucionales ni al Estatuto de Cataluña»
Carlos Carrizosa
Con la llegada a la presidencia de Inés Arrimadas ha habido un giro estratégico hacia el centro. ¿Tienen idea de recuperar a personajes que dejaron el partido o que fueron críticos con la decisiones de Albert Rivera de competir con el PP por el liderazgo de la derecha?
La vida política de los partidos tiene el mismo devenir que la vida de las personas. Pasan muchas cosas a lo largo de la vida de los partidos. Con Rivera, desde el año 2006 hasta la actualidad, hemos pasado de ser un partido de tres diputados, marginados o al que se pretendía marginar, en la Cámara catalana. De ser insultados y agredidos, amenazados, a ser uno de los grandes partidos de la sociedad española, a tener representación en el Congreso de los Diputados, a gobernar a más de 20 millones de personas. Por lo tanto, la era Rivera ha sido la era de un partido que no era nada a ser un partido que representa a muchísimos catalanes y a muchísimos españoles. Que ha conseguido cambiar el discurso en Cataluña, que ha conseguido que el PSC diga cosas en el Parlament y enfoques que nunca dijo puesto que asumía absolutamente el enfoque del catalanismo más clásico.
Por lo tanto, la influencia de Ciudadanos ha sido inmensa y lo ha sido gracias a toda la presidencia de Albert Rivera. Albert Rivera en el momento en el que se produce nuestro gran tropiezo electoral, del cual ya ha pasado casi un año, decía «no gobernaré con Sánchez», y llamaba banda a Sánchez y los suyos. Rivera pagó el desastre en las urnas con su dimisión y con la de otros señalados compañeros, como Villegas, como Fernando de Páramo o como Fran Hervías y, por tanto, eso que ocurrió en la vida de Cs marcó un antes y un después. Ahora, la presidencia de Inés Arrimadas ha coincidido con uno de los momentos más graves que podíamos imaginar de la historia, con una de las crisis más agudas, con la peor pandemia en 100 años en el mundo global. Con unas consecuencias económicas catastróficas e Inés Arrimadas ha elegido, dando la razón a que ese gobierno no es de confianza, que no se puede confiar en Pedro Sánchez y en el gobierno de Podemos. Pese a ello, Inés Arrimadas, porque estamos en pandemia y porque debemos ser útiles a la sociedad, está pretendiendo influir para que esos presupuestos no sean tan malos. También quiso influir, y lo hizo, en la aprobación de los estados de alarma, pero es que eso son circunstancias que antes no se daban y que se han dado ahora durante la presidencia de Inés Arrimadas. Por lo tanto, yo creo que Cs no ha cambiado de idea, no ha cambiado de tácticas ni de estrategias, seguimos siendo los mismos y con los mismos valores y las mismas propuestas, lo que ocurre es que ha cambiado muchísimo el entorno y tenemos ahora un gobierno de Pedro Sánchez y Podemos.
Cambiando de tema. ¿ Como valora la gestión de la pandemia por parte de la Generalitat?
Durante la primera ola la gestión fue desastrosa y en la segunda ola está poniéndonos los pelos de punta. Ver cómo el Govern, después de la declaración del estado de alarma, ha dicho a la vez que el teletrabajo era obligatorio y lo contrario. O que digan “vamos a confinar el fin de semana” y luego digan “vamos a confinar por 15 días”. Dan bandazos constantes y no están dando ningún tipo de seguridad jurídica. Tampoco nos parece lógico que el señor Aragonés vaya a la conferencia de presidentes con la presidenta de la Comisión Europea y allí abogue por la independencia de Cataluña cuando se está hablando de la pandemia. A nosotros nos pone los pelos de punta.
Y dicho esto, le diré que aquí no llevamos una estrategia muy distinta que la que lleva nuestro partido a nivel nacional. Nosotros vamos a denunciar y a marcar todos los errores que el gobierno cometa, pero, a la vez, vamos a seguir haciendo lo mismo que hicimos durante la primera ola, que es hablar con el conseller de Empresa y con el conseller de Asuntos Sociales y la consellera de Salud, intentando trasladar las propuestas que nos llega a nosotros de la sociedad e intentar salir de la pandemia con el concurso de Cs.
«Rivera pagó el desastre en las urnas con su dimisión y con la de otros señalados compañeros, como Villegas, como Fernando de Páramo o como Fran Hervías y, por tanto, eso que ocurrió en la vida de Cs marcó un antes y un después.»
Y, para terminar, ¿cree usted que las elecciones se celebrarán el 14 de febrero, o qué se puede utilizar la pandemia en función de intereses políticos para que no se hagan en esa fecha?
Hay que recordar que estas elecciones no son convocadas, sino que van a celebrarse por ministerio de la ley. Que el día 21 de diciembre se va a disolver necesariamente el Parlamento, si no hay sorpresas de última hora, y, por lo tanto, a partir de ahí son 54 días, es decir las elecciones se celebrarán el 14 de febrero.
Por lo tanto, el hecho que no estemos pendientes de una convocatoria, hace que esa fecha para ser modificada requiera un acuerdo de gobierno que no hay que olvidar que tiene que ser visado por la Junta Electoral para evitar arbitrariedades, y garantizar que el poder ejecutivo no juega a su conveniencia con la fecha de las elecciones. Tenemos la garantía de que a partir del 21 de diciembre y disuelto el parlamento entraremos en periodo electoral y, por tanto, será la junta electoral la que debería autorizar cualquier moratoria y vigilar para que esas elecciones se celebren en plazos razonables y con causas medidas y tasadas para su suspensión y su celebración.
Dicho esto, yo espero que no se retrase, primero porque indicaría que la pandemia está en unos niveles que nos permite acudir a las urnas. Pero, por otro lado, hay que ser realistas y, ojalá las podamos celebrar, pero lo prioritario es la salud pública. Si estamos en un momento álgido, en febrero con el frío no sabemos cómo puede estar el tema, entonces sí que por parte de Cs intentaríamos hablar con el Gobierno y pedir a la junta electoral, en la medida que podamos ser escuchados, pues que estas elecciones si no pueden celebrarse no se demoren más de lo necesario.