En un discurso plagado de consejos a lo Pablo Coelho, el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, ha comparecido este viernes ante los españoles para pedirles «disciplina, espíritu de equipo y moral de victoria» en la lucha contra la pandemia del COVID-19. El presidente ha asegurado que la situación es «grave» pero el Ejecutivo no tiene previsto de momento ordenar un confinamiento domiciliario nacional como el sufrido por los españoles entre los meses de marzo y junio.
Sánchez ha explicado que aunque los casos oficiales de COVID-19 ronden el millón, la realidad es que entre marzo y octubre son ya «más de tres millones de compatriotas» los afectados por el virus. Una cifra proporcionada por el Instituto Carlos III en base a «estudios de seroprevalencia». Ante esta situación, el presidente ha subrayado que es necesario actuar «con determinación, disciplina social y unidad«.
A pesar de que prestigiosas publicaciones científicas como The Lancet han señalado a la descentralización como responsable de la grave situación que atraviesa en estos momento España, Sánchez se ha mostrado «convencido» de que el Estado autonómico es «una fortaleza» frente al COVID-19. Por ello, serán las comunidades autónomas las que decidirán, como han hecho desde junio, qué medidas aplicar en base a los niveles de gravedad acordados con el Ministerio de Sanidad. Así, el menos grave se declarará cuando el número de casos por 100.000 habitantes esté por debajo de los 25. Hasta los 150 casos por cada 100.000 habitantes, el nivel será medio. A partir de 150 casos, se declarará el nivel alto mientras que, por encima de los 250, se considerará «riesgo extremo». En estos momentos, el nivel en España es de 348 casos por cada 100.000 habitantes. «Debemos lograr una incidencia acumulada por debajo de los 25 casos», ha pedido el presidente.
Nivel 4, medidas excepcionales
¿Qué acciones se tomarán en cada nivel? Serán las comunidades autónomas las que lo decidan pero, según ha explicado Sánchez, consistirán básicamente en las ya conocidas reducciones de aforos, limitaciones a la reuniones familiares o sociales y, en los casos más graves, «suspensión de las actividades no esenciales«. En el nivel 4, además, se podrán adoptar «medidas excepcionales que podrán requerir del estado de alarma«.
El presidente ha mencionado en varias ocasiones a lo largo de su discurso ser consciente del «cansancio» con el que afrontan los españoles esta segunda ola del COVID-19. Pero ha llamado a sus «compatriotas» a hacer un nuevo esfuerzo respetando las consabidas normas de higiene, distancia social y mascarilla. Y ha insistido especialmente en la necesidad de reducir al máximo o directamente evitar en las próximas semanas los encuentros familiares o con amigos. «Es el momento de hacer un paréntesis para salvar vidas«, ha dicho Sánchez, «nos cuesta creer que un ser próximo pueda hacernos daños pero es así». El presidente ha subrayado que «cada vez que evitamos un encuentro, ponemos una piedra en el muro para contener al virus». Y ha advertido de que «si prevalece el espíritu egoísta, saldremos perdiendo».
«Hemos de lograr detener la transmisión sin detener la vida«, ha señalado, por otro lado, Pedro Sánchez. Y es que las consecuencias económicas del COVID-19 empiezan a ser innegables. Para afrontarlas, ha recordado, España utilizará los 140.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos para la reconstrucción. En este sentido, el presidente ha dejado claro que es necesaria la «unidad» de agentes socioeconómicos, partidos políticos y ciudadanos «frente a la pandemia». «Nuestras defensas han sido debilitadas por el cansancio de aquellos meses tan duros», ha admitido, finalmente, Sánchez, «pensemos en lo que vendrá cuando la pandemia esté definitivamente superada. Juntos seremos capaces. La unidad es nuestro horizonte pero también marca nuestro camino».
