“Durante el estado de alarma, nos enviábamos planos y discutíamos, por teléfono y por whattsapp, sobre los moldes que diseñaríamos para luchar contra el COVID-19. Algunos días, nos alargábamos hasta las 12 de la noche”. Así recuerda Carles Alemany, director técnico de Rogasa Group y con más de 30 años de experiencia en el sector del plástico y el molde, el ritmo frenético que experimentaron a lo largo de aquellas semanas cuando se dejaron la piel para fabricar todo tipo de dispositivos -junto a Hewlett Packard, el Parc Taulí, el Consorci de la Zona Franca y el centro tecnológico Leitat, entre otros- que podrían salvar vidas en plena pandemia.
Alemany lo tiene claro: la impresión 3D les ha servido para crear más empleo y crecer como empresa, pero también para plantar cara a una situación de emergencia como la que vivimos durante 90 días. “Hemos demostrado que la impresión 3D es solidaria y, además, ha llegado aquí para quedarse”, ha reconocido, emocionado, al rememorar esos días. El director técnico de Rogasa Group ha participado en una mesa redonda sobre aplicaciones y oportunidades de la transformación digital en las fábricas, en el marco del BNEW. El encuentro, moderado por Joan Parra, vicepresidente y CEO de Leitat, ha contado también con las intervenciones de Pau Guarro, General Manager en Between Technology y Ramon Pastor, Global Head y General Manager, 3D Printing & Digital Manufacturing en Hewlett Packard.
“Durante el estado de alarma, nos enviábamos planos y discutíamos, por teléfono y por whattsapp, sobre los moldes que diseñaríamos para luchar contra el COVID-19. Algunos días, nos alargábamos hasta las 12 de la noche”
Carles Alemany, director técnico de Rogasa Group.
Millones de respiradores y bifurcadores desarrollados durante la pandemia
«Cuando empezó la crisis, en Hewlett Packard redireccionamos gran parte del negocio y empezamos a investigar cuales eran las necesidades médicas de la gente a nivel local. A partir de aquí, empezamos a diseñar máscaras, protectores faciales, bifurcadores, respiradores, hisopos… Eso incluía el diseño, la certificación y la producción masiva con nuestras máquinas, con la ayuda de nuestros partners. En los primeros meses, llegamos a fabricar más de 4,5 millones de piezas que tuvieron un gran impacto en los momentos más críticos del COVID-19″, ha explicado Ramon Pastor, de Hewlett Packard. «Pasamos de no saber -prosigue- qué era un hisopo a obtener la autorización de la FDA y, después, producir centenares de miles de ellos en solo seis semanas. Esto tuvo un impacto importante en países como España, Canadá, Singapur, Francia o Reino Unido. Hemos conseguido ser más ágiles, cuando más falta hacía gracias a la digitalización».
«En los primeros meses, llegamos a fabricar más de 4,5 millones de piezas que tuvieron un gran impacto en los momentos más críticos del COVID-19. Hemos conseguido ser más ágiles, cuando más falta hacía gracias a la digitalización»
Ramon Pastor, Global Head y General Manager, 3D Printing & Digital Manufacturing en Hewlett Packard.
Revisar el modelo de producir en países lejanos
La Industria 4.0 fusiona técnicas avanzadas de fabricación y operacionales con tecnologías inteligentes -como icloud, big data, ciberseguridad, inteligencia artificial, robótica, fabricación aditiva e impresión 3D, realidad aumentada o Internet de las Cosas-. La digitalización pretende mejorar procesos y optimizar la productividad de las empresas, volviéndolas más competitivas en este entorno tan cambiante que nos toca vivir. En la industria del molde y el plástico, la transición digital permite pasar del prototipo al molde de producción y revisar posibles errores en horas. «Hemos dejado de fabricar un molde en seis u ocho semanas, y ahora fabricamos más de 4.000 referencias en solo dos días. Además, podemos hacer piezas difíciles, con gruesos extraños y negativos interiores que hasta entonces no se podían hacer en moldes», ha explicado el director técnico de Rogasa Group.
Por su parte, Pau Guarro, General Manager en Between Technology, ha subrayado que la inmersión digital es global y «nadie se escapa», porque afecta a todas las empresas y sectores. También ha insistido en que es necesario revisar el modelo de fabricación o supply chain en países lejanos: «Nos hemos dado cuenta que en caso de una crisis global, una lucha comercial entre gobiernos de diferentes países (Estados Unidos y China), o simplemente por motivos ecológicos, deberíamos plantearnos volver a los orígenes. Es decir, fabricar cerca de donde consumes, acortando todo lo posible la cadena de valor».