The Economist publica una pieza de alarmante título, La envenenada política de España ha agravado la pandemia y la economía, y peor antetítulo, Bailando con la muerte, en la que informa sumariamente de la situación española.
«El 5 de julio el primer ministro de España, Pedro Sánchez, proclamó que “hemos derrotado el virus y controlado la pandemia”. Sin embargo, el país vuelve a ser el punto negro del coronavirus en Europa.» El prestigioso periódico reparte la responsabilidad en el conjunto del arco político: «¿Qué salió mal? Los expertos en salud señalan con el dedo un fracaso de gobierno del que tanto la coalición minoritaria de izquierda de Sánchez como el conservador Partido Popular (PP), que dirige Madrid, tienen la culpa.»
Un resumen de lo sucedido en los últimos meses: «Después del bloqueo más estricto de Europa, España se apresuró a su liberación. El PP se unió a los nacionalistas catalanes y vascos al negarse a apoyar la renovación del estado de emergencia bajo el cual el gobierno podría restringir la actividad. Reprendido, Sánchez entregó el control de la pandemia a las regiones y se fue de vacaciones. Varias de las regiones, especialmente Madrid, no lograron fortalecer la atención primaria de salud y el rastreo de contactos. El gobierno no les exigió que lo hicieran, ni fijó reglas claras para manejar los brotes del virus. El verano hizo el resto: prestando atención al triunfalismo de Sánchez, los españoles volvieron a su feliz convivencia habitual en bares, discotecas y reuniones familiares.»
Un futuro incierto
El futuro se presenta muy negro: «La falta de control de la pandemia ha cortado de raíz la recuperación económica. Los analistas ahora calculan que la economía se contraerá este año hasta en un 13%, la peor cifra en Europa. Los nuevos brotes frenaron un esperado reinicio del turismo», algo a lo que «la economía española es particularmente vulnerable porque, en total, el turismo y la hostelería representan el 26% del PIB, cinco puntos más que la media europea. Cerca de 60.000 de los 315.000 bares y restaurantes de España han cerrado; es probable que otros 40.000 lo hagan antes de fin de año, según el lobby del sector».
A corto plazo, la coyuntura política es muy desfavorable: «España confía en la ayuda de la UE, pero la mayor parte no llegará hasta 2022. Puede estar ligada a reformas del mercado laboral, pensiones, educación y formación. Éstos requieren un consenso político, que es escaso (…) Con cierta demora, es probable que Sánchez obtenga un presupuesto aprobado. Eso debería permitir que el gobierno sobreviva el resto del período parlamentario, hasta 2023. Pero a un coste. El sector privado está sacudido por la guerra política de España y por la presencia de Podemos en el gobierno, aunque tiene poca influencia sobre la política económica.»