Lluís Mauri, en el Periódico —Las guerras intestinas de Puigdemont—, coincide en señalar que «la necesidad de Carles Puigdemont de ganar tiempo para armar su apuesta electoral frente al asalto de ERC se ha impuesto, con la necesaria colaboración de Torra, sobre cualquier otra consideración de interés público».
En cuanto a lo que llama «el último acto de la función de Torra», lo retrata sin piedad como «una síntesis prodigiosa de su mandato»: «Alarde de desobediencia, repudio al tribunal, arenga por la ruptura…, y finalmente la quiebra de una norma, sólo una: la de distancia sanitaria anticovid en la plaza de Sant Jaume». Precisamente Torra, que tantas veces ha dicho que nada le hará desviar de la dedicación absoluta a luchar contra la pandemia.
Sigue Mauri: «Descarnada alegoría. Hay, decía el escritor austriaco Stefan Zweig, instantes cotidianos o episodios personales que reflejan el espíritu de una época mejor que cien archivos oficiales.»