Covid-19: comparación de la primera y segunda oleadas

Illa dice que hay un acuerdo en la UE para distribuir la vacuna "equitativamente"

Lo que comenzó con aquello de que en España no iba a tener más allá de unos pocos casos diagnosticados, se ha convertido en seis meses en una tragedia nacional que se ha llevado por delante la vida de cerca de 50.000 personas y ha provocado el mayor desplome de la economía española desde la Guerra Civil. La responsabilidad del gobierno Sánchez en esta catástrofe humanitaria y socioeconómica es enorme, y la circunstancia de no contar con otra experiencia que la del gobierno de China e Italia para afrontarla, no lo exime de no haber adoptado las medidas recomendadas en febrero de 2020 por la Organización Mundial de la Salud para hacer frente a un virus que se sabía ya entonces era muy contagioso y letal. Se dispuso de tiempo para advertir a los ciudadanos españoles de los riesgos, para preparar los centros de salud y los hospitales ante una posible avalancha de casos, y para alertar a los gestores de residencias de mayores de los enormes riesgos que corrían sus residentes. 

En este artículo, presento algunas cifras que sintetizan lo ocurrido en la primera y la segunda oleadas de la pandemia y respaldan con datos las afirmaciones hechas en el párrafo anterior. En concreto, el análisis de las cifras de casos contabilizados, hospitalizados, atendidos en UCI y defunciones en ambas fases permiten constatar la escasa atención prestada por el gobierno Sánchez a la epidemia en las fases iniciales y las desastrosas consecuencias humanas y socioeconómicas que se siguieron de ello, y avalan la tesis de que una buena parte de los desastres que se han producido y seguirán produciéndose en los próximos meses podrían haberse evitado de haber adoptado el gobierno Sánchez medidas, cuando había que hacerlo, para contener la expansión de la epidemia y sus catastróficas consecuencias. Que nadie vea en mí ningún afán de desprestigiar al ‘socialismo’ e impulsar otras opciones políticas, porque lo único que persigo modestamente como científico social (jubilado) es sacar a la luz los hechos e interpretarlos con rigor para mis conciudadanos. 

Primera oleada

Los informes publicados por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) proporcionan información sobre el total de casos diagnosticados por Covid-19 en España y su distribución por Comunidades Autónomas. El informe N.º 1 se publicó el 11 de febrero de 2020 y registraba 31 casos investigados y 2 confirmados, ambos importados, el primero en Canarias y el segundo en Baleares. En los siguientes informes de 20 y 28 de febrero y 2, 3 y 5 de marzo se seguían contabilizando unas pocas docenas de casos investigados, confirmados y comunicados al Sistema de Vigilancia para España (SiViES). Como recoge el Cuadro 1, el informe N.º 6 de 5 de marzo, por ejemplo, cifraba en 251 los casos confirmados y en 107 los comunicados al SiViES.

Cuadro 1. Evolución de casos por Covid-19 según los informes RENAVE

No fue hasta el informe de 9 de marzo, pasada ya la ‘ochomarzada’ feminista, cuando se incluyó en la Tabla 1 una nueva columna de ‘Casos probables o confirmados” que completaba la información de las otras dos columnas de casos confirmados y comunicados al SiViES.  En los informes Nº. 7 y N.º 8 de 9 y 13 de marzo, respectivamente, las cifras de casos probables o confirmados se disparan a 999 y 4.209, respectivamente, y registran aumentos también las cifras de confirmados, 217 y 431, y comunicados al SiViES, 140 y 575, respectivamente. El informe n.º 33, publicado ya el 29 de mayo, reconocía ya “250.273 casos de Covid-19 confirmados por cualquier técnica en España antes del 11 de mayo de 2020” desde el inicio de la alerta. 

Varias son las conclusiones que podemos extraer de la gestión de la epidemia en esta primera fase Primera, resulta llamativo que el gobierno Sánchez no proporcionara información sobre casos probables hasta pasado el 8 de marzo, a pesar de la rapidez con que la epidemia se estaba expandiendo por toda España. Segunda, los casos confirmados y los comunicados a la plataforma SiViES eran una fracción muy pequeña del número de casos probables o confirmados, por lo que podemos concluir que el gobierno no puso en marcha con la agilidad deseable protocolos para confirmar con rapidez los casos probables y trasladar la información al SiViES. Tercera, el hecho de que la cifra de hospitalizados en UCI, 7.695, sea muy inferior a la cifra de fallecidos ‘oficiales’, 20.534 -un número ya de por sí muy inferior al del exceso de defunciones estimado en los informes MoMo del ISCIII y con las estadísticas de defunciones semanales elaboradas del INE-, apunta a que la mayoría de los fallecidos en la primera oleada no tuvieron oportunidad de recibir cuidados intensivos por la saturación del sistema hospitalario. 

Segunda oleada

A partir del 10 de mayo, “debido a la entrada en vigor de la nueva Estrategia de Vigilancia y Control en la fase de transición de la pandemia de Covid-19, hubo un cambio en la notificación de las CCAA al Ministerio de Sanidad, simplificando la encuesta para hacerla más ágil”.  La nota metodológica incluida en el informe n.º 34 (publicado el 31 de julio) y en todos los informes posteriores, hace dos aclaraciones dignas de comentarse: primera, que a partir del 10 de mayo “los casos confirmados serán de declaración obligatoria urgente al nivel estatal; y, segunda, que “hemos considerado como ‘no defunción’ los casos sin información en esta variable, y deben ser confirmados en posteriores análisis”. 

Pues bien, los cambios en las cifras de casos totales que se producen los jueves en España desde mediados de agosto demuestran que el protocolo de “declaración obligatoria urgente al nivel estatal” establecido a partir del 10 de mayo ha funcionado francamente mal. Por otra parte, cabe preguntarse hasta qué punto la directriz del Ministerio de Sanidad de considerar como ’no defunción’ los casos sin información ha contribuido a la grosera infravaloración oficial de los fallecidos por Covid-19 en España. En cualquier caso, las cifras de casos por Covid-19 conviene tener presente que los casos contabilizados en los informes RENAVE incluyen únicamente los casos diagnosticados desde el 11 de mayo de 2020, no desde el inicio de la alerta sanitaria. 

En el Cuadro 1 se incluyen también los datos extraídos de los informes N.º 33 y N.º 44, el primero de la nueva serie, publicado el 15 de julio que cubre el período más calmado entre el 10 de mayo y el 15 de julio, y el último aparecido el 16 de septiembre con las cifras acumuladas desde el 11 de mayo hasta el 16 de septiembre. En este último informe, se reconocen 379.354 casos diagnosticados en España desde el 11 de mayo hasta el 16 de septiembre, 18.035 hospitalizados, 1.352 atendidos en UCI y 2.124 fallecidos. El 97,2% de los diagnósticos se realizó con técnicas PCR, el 47,2% de los casos presentó síntomas, 4,75% requirieron hospitalización, tan sólo 0,37% requirió atención en UCI y 0,6% falleció. La edad sigue siendo un factor de riesgo importante, una cuestión sobre la que volveré enseguida. 

Las cifras de la segunda oleada, pese al mayor número de casos registrados, configuran un paisaje muy distinto al de la primera oleada. En primer lugar, llama la atención los bajos porcentajes de casos que requirieron hospitalización, 4,75%, y cuidados intensivos, 0,4%, a diferencia de los ocurrido en la primera oleada, 36,8% y 3,07%, respectivamente. Podría, por tanto, decirse que los enfermos en la primera oleada estaban realmente muy enfermos en tanto que muchos de los casos en la segunda oleada eran de infectados asintomáticos o con síntomas leves, algo a lo que también apunta que el porcentaje de casos UCI sobre hospitalizados fuera superior en la primera oleada. Otro hecho diferencial importante es el elevado porcentaje de enfermos atendidos en UCI sobre fallecidos, 63,65% en la segunda oleada frente a 37,47% en la primera, un dato indicativo de que quienes requirieron atención intensiva en la segunda oleada pudieron recibirla.

Como en alguna ocasión he oído al presidente Sánchez, mostrar su gran preocupación por lo ocurrido a nuestros mayores, en el Cuadro 2 presento las cifras de los tres grupos de mayor edad, 60-69 años, 70-79 años y mayores de 80, obtenidas de los informes RENAVE N.º 33 y N.º 44. Las cifras permiten constatar que el peso de estos tres grupos en todas las categorías del Cuadro 2, casos comunicados a SiViES, hospitalizados, UCI y defunciones, es notablemente inferior en la segunda oleada que en la primera. La no adopción de medidas para prevenir la expansión de los contagios en los grupos de mayor edad ocasionó una auténtica carnicería en la primera oleada que, como sugieren los mejores resultados de la segunda oleada, podría haberse evitado en buena parte. La afirmación hecha por Sánchez a mediados de junio de que “mayor compromiso con la seguridad de nuestros mayores que ha demostrado este gobierno, me parece imposible”, no se aguanta ni con muletas. 

En esta segunda oleada de la epidemia, no sólo se han reducido drásticamente el número de fallecidos en todos los grupos de edad, sino que además el peso de los grupos de mayor edad ha disminuido apreciablemente. La comparación entre lo ocurrido en la primera y la segunda oleadas nos permite extraer una conclusión de alcance general: no sólo podría haberse reducido sustancialmente el número total de fallecidos de haberse adoptado medidas para prevenir la expansión de la epidemia y preparado el sistema sanitario, sino que podría haberse reducido también considerablemente el número de personas mayores fallecidas si se hubieran adoptado medidas específicas para evitar que las residencias de mayores se convirtieran en ratoneras mortales de tantos miles de personas desvalidas y abandonadas a su suerte.

Saldremos debilitados

Existe una enorme incertidumbre sobre qué ocurrirá en los próximos meses, trimestres e incluso años a los españoles. Nadie conoce con certeza cuántos más se quedarán por el camino víctimas de una epidemia mal gestionada y cuánto tiempo tardará la sociedad española en volver a una normalidad que creíamos tener para siempre asegurada hace unos meses. De dos cosas, sin embargo, podemos estar seguros. La primera es que en contra de lo que afirman las bobaliconas campañas de propaganda orquestadas por el gobierno Sánchez, vamos a salir muy debilitados de esta crisis y tardaremos bastantes años en recuperar el nivel de vida de 2019. La segunda es que para encarar el futuro hace falta un gobierno dispuesto a atajar con determinación e inteligencia la epidemia, siguiendo los pasos de quienes más más éxito han tenido hasta ahora, no un gobierno autocomplaciente con su gestión y un presidente pagado de sí mismo.

Aunque los déficits de gobernanza y los errores de los malos gobernantes se difuminan y pasan desapercibidos en tiempos de prosperidad general, cuando hasta un bobo puede ejercer de presidente o de ministro sin provocar graves daños, las crisis de tanta envergadura y profundidad como la vivida en los últimos meses en España dejan al descubierto las escondidas vergüenzas. El Covid-19 ha desnudado a casi los gobiernos occidentales y ha permitido a sus ciudadanos constatar la escasa sensibilidad de sus gobernantes y su incapacidad manifiesta para hacer frente a un enemigo invisible que no da tregua y mata. En el caso de España, la gestión realizada por el gobierno al completo ha sido desastrosa y los ciudadanos de a pie hemos sido víctimas de su imprevisión, de su inacción durante muchas semanas, de su desinformación premeditada y de sus improvisaciones y chapucerías continuas. El colmo de los bobos es ponerse a sí mismos un notable cuando no merecen estar al frente del gobierno, de nuestra sanidad y nuestra economía ni un día más.

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