ENTREVISTA / Cristina Seguí: «Compromís es el esfínter ideológico y el vasallo de ERC»

Periodista y activista política, esta valenciana de 40 años se ha convertido en azote de las que llama "feminazis"

Cristina Seguí en una imagen reciente de su cuenta de Twitter.

Azafata, traductora y diseñadora gráfica, Cristina Seguí (Valencia, 1979) llegó a la política de la mano de Santiago Abascal. Junto al político vasco y otros, fundaron a principios de 2014 Vox, una formación de derechas que, seis años después, tiene presencia en el Congreso de los Diputados y que todas las encuestas indican que podría entrar en el Parlament catalán con hasta cuatro escaños. Seguí dejó el partido porque, cuenta, se siente incapaz de seguir la disciplina de este tipo de organizaciones y, como verso libre, ha mantenido el activismo político desde diferentes medios de comunicación. Ahora lo hace en Estado de Alarma TV pero fue en Twitter donde comenzó a luchar contra la izquierda y el separatismo en un momento en el que este era protagonista a diario de la actualidad española. Con casi 165.000 seguidores en la red, Seguí es el blanco perfecto para los amantes de la corrección política. Tanto es así que Twitter llegó a suspender su cuenta durante un mes. Convertida en azote de las feministas a través de su libro, Manual para defenderte de una feminazi, Seguí prepara ahora un segundo trabajo relacionado con la misma cuestión. Tiene claro que lo que hoy nos presentan como feminismo no es más que «un negocio» y asegura que feministas como Irene Montero o Carmen Calvo son «auténticas inútiles».

De tuitera a musa de la derecha. ¿Cómo se hace eso? 

La verdad es que sigo siendo tuitera porque me divierte muchísimo. Sobre todo que haya gente que se cabree, gente que tiene medios de comunicación muy potentes y muy subvencionados. Sin embargo, se ponen muy nerviosos por lo que puedas decir en 280 caracteres. Por otro lado, jamás me he considerado musa de nada. De hecho, soy una persona bastante “adán”, soy una persona que no se arregla especialmente y no he estado nunca en eso. Aunque si hay gente que me considera musa, ¡viva el heteropatriarcado! (risas) A mí me encantan los hombres, ¡especialmente y sobre todo el mío! Pero la verdad es que, si alguien me considera referente, no carnal sino intelectual, por alguna característica positiva y creen que aporto algo a la sociedad, me siento súper orgullosa. 

¿Cómo ve el panorama de la derecha en España en estos momentos? 

Mire, por encima de todo yo creo que hay que decir que había un chantaje que siempre ha afectado a la sociedad por parte de la ultraizquierda y del separatismo. Consistía en tratar como si fueran enfermos a quienes tienen un sentimiento patriótico que es normal en el resto de los países. Es un sentimiento que, por cierto, tiene también la izquierda de esos países. Y creo que eso ha llegado a su fin. Al electorado de estos partidos ya no le asusta que le llamen facha ni ultraderechista. Y creo que, por ejemplo, a partidos como Vox, tampoco. Les daba miedo al principio. Cuando yo estaba en Vox, sí les preocupa ser estigmatizados como ultraderechistas porque la sociedad no había vivido lo que ha vivido en los últimos cinco años, que ha sido mucho. Y, sobre todo, con el separatismo en Cataluña y con todo lo relativo al acercamiento de los etarras y lo que se está permitiendo en el País Vasco. 

Soy una persona que no se arregla especialmente y no he estado nunca en eso. Aunque si hay quien me considera musa, ¡viva el heteropatriarcado!

Cristina Seguí

Bueno, el presidente Sánchez, incluso, ha dado el pésame públicamente a la familia de Igor González, etarra que se suicidó hace unos días. No hemos visto nunca a Sánchez dar el pésame a las familias de policías o guardias civiles que se suicidan cada año sin que desde el Ministerio de Interior estén tomando medidas para saber qué está pasando en esos cuerpos. 

No porque para un Gobierno comunista las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que únicamente deben su lealtad al Estado, son como si fueran su ejército. Los tratan como Madura trata a los colectivos, que son esos presos que saca de la cárcel para que vayan ajusticiando a la disidencia en Venezuela. Obviamente, hay un grave problema de politización de la Guardia Civil. Lo hemos visto durante la pandemia. En cuanto al pésame de Sánchez, normalmente, en la mente sana de una persona normal no cabe que el Gobierno de una nación se alíe, se amancebe, con terroristas. Se suele decir que los de Bildu no son terroristas pero el partido de la ETA es ETA. Son ETA político militante. Y esos son los socios de Sánchez. No parece tanto que sea por una cuestión de amarrarse al poder, que también, como por el hecho de que les admire. A estas alturas, tenemos que pensar que a Sánchez le gustan los etarras. Y esto no es opinión, es información. Cuando uno lamenta profundamente algo, lo hace desde sus sentimientos más íntimos, en su tiempo libre, con su familia y con sus amigos. En el pésame de Sánchez tiene que haber un componente de admiración, de aflicción o, como mínimo, de equidistancia absolutamente insoportable. Han negado el acuerdo para la reforma laboral con Bildu pero ahí está. Y lo ha hecho a pesar de los 208 guardias civiles asesinados por la banda terrorista. ¿Qué se puede esperar de un tipejo que se amanceba con la ETA politico militante que asesinó a 12 miembros del PSOE? 

Usted estuvo en Vox en sus inicios. ¿Por qué dejó el partido? 

Dejé de militar en 2015 pero ahora estoy asesorando en la campaña de Juan García Santandreu, que es candidato a las primarias provinciales en Valencia, que se celebrarán el 25 de septiembre. Creo que es la persona que ahora mismo tiene que liderar aquí el proyecto.  Pero no estoy en Vox. Salí porque era incapaz de aceptar las directrices generales de un partido. Reconozco que puede ser una anomalía mía. Soy muy individualista y eso me funciona bastante bien porque puedo compaginar el periodismo objetivo con una oposición política. Creo que es una estupidez eso que dicen los periodistas, sobre todo los que son activistas de la  ultraizquierda en los medios, de que hay que ser neutral. Hay que ser comprometido, valiente y reconocer cuál es el peligro para una sociedad. Y lo que hace un periodista, un opinador o un analista es una contribución a la sociedad. No puedes decir que, entre Maduro y Guaidó o Maduro y Corina, haya que ser neutral. ¿Cómo puedes decir eso con cinco millones de venezolanos exiliados y decenas de miles de personas asesinadas por este genocida? Pues no, no se puede ser neutral. Tampoco se puede ser neutral justificando la mercantilización de la mujer en el feminismo para atacar a otras mujeres y para atacar a la iniciativa privada o manipular. 

No se puede ser neutral justificando la mercantilización de la mujer en el feminismo para atacar a otras mujeres o a la iniciativa privada.

Cristina Seguí

¿Cree que Cayetana Álvarez de Toledo acabará en Vox? 

No, no lo creo. Pienso que ella, como algún otro perfil como Marcos de Quinto, al que respeto mucho, son personas que han tenido una vida profesional e, incluso, personal más desahogada y, gracias a eso, no necesitan pasar por el aro del barón político de turno o de someterse al despotismo de líderes de sus propios partidos. Imagino que acabará dejando el PP, aunque creo que es una persona a la que le encanta la actividad política, todo lo que de esa actividad se deriva, no solo el sueldo: la capacidad de influir, moverse en unos círculos determinados, la información que puedes tener… 

El poder en general. 

Sí, pero no es poder por poder. Es poder para poder aportar algo a la sociedad de alguna manera. Yo imagino que acabará dejando la política pero no pienso que tenga un perfil excesivamente activista. No la conozco personalmente pero creo que, si bien tiene una capacidad intelectual evidente y una capacidad dialéctica arrolladora, me parece que es una persona que no se juntaría con determinadas actitudes políticas. Me refiero al activismo que sí tiene Vox, eso de enfangarse las manos que no tiene el PP. 

¿Hay culto al líder en Vox?

El culto al líder no sería necesariamente malo si los líderes fueran modélicos e impolutos. Pero eso no existe en ningún plano de la vida. El culto al líder es un error y en Vox sí lo hay. O, como mínimo, de cara a la galería. Todo el mundo, y eso pasa también en las familias, quiere que en la calle el resto crea que tiene la vida ideal. Pero esto no sucede nunca ni sucederá jamás. Y en los partidos siempre hay familias, facciones. En Vox también. Y hay culto al líder. Hay gente que admira a Santiago Abascal. Personalmente, yo también. Pero, para rendir culto a alguien, hay que ser un poquito esclavo y yo creo que admirar y estimar de verdad a una persona es incompatible con eso. Además, creo que a Abascal no le gusta. Él respeta mucho a gente que está fuera de Vox. A mí me respeta y me estima igual que yo a él pero no quiero rendirle culto a nadie. Prefiero admirarle de una forma terrenal y ofrecerme para lo que necesite desde fuera del aparato. 

Para rendir culto a alguien hay que ser un poquito esclavo y yo creo que admirar y estimar de verdad a una persona es incompatible con eso.

Cristina Seguí

¿Fue Vistalegre el fin de semana del 8M un error? 

Sí, ellos lo reconocieron. Fue un error porque el secretario general, Javier Ortega-Smith, se enfermó allí y ha pasado un mal COVID-19, con todo lo que se puede derivar de una enfermedad como esta, con las secuelas que te pueden quedar de forma crónica. Fue claramente un error pero fue algo que las autoridades políticas podían haber prevenido. No se hizo porque el acto de propaganda del PSOE y de Unidas Podemos a costa del erario público, el 8M, ese aquelarre de mujeres que no tienen nada que ver con la mujer real, fue el catalizador de lo que ocurrió. No se prohibieron el inicio de las Fallas, las bodas o el fútbol porque había que llegar al día 8 de marzo. Los sanitarios, el propio Fernando Simón, tienen los datos de cómo se disparó el coronavirus en un 600%. Eso es información aunque la quieran ocultar. 

Usted es valenciana. ¿Cómo se contempla desde allí lo que está pasando en Cataluña? 

Se ve con cercanía absoluta. Primero porque somos vecinos. Además, porque hay compatriotas que sufren. Y, en tercer lugar, porque el proceso expansionista de genocidio de todo lo que no sea catalán, se ha importado aquí y a Baleares. Tenemos desde hace muchísimo tiempo un partido llamado Compromís. Los analistas políticos lo conocieron cuando entraron en el Congreso pero aquí todos sabemos lo que son. Compromís es el esfínter ideológico y el vasallo de ERC. No existen los separatistas valencianos. Existe el separatismo catalán implantado en Valencia para incorporarnos a la entelequia violenta, coactiva y paleta del separatismo catalán. También tenemos el mismo problema de red clientelar. Tenemos la ANC valencia, que se llama Acción Cultural del País Valenciano, cuya sede compró el separatismo catalán, con financiación de la Caixa, y que recibe desde 1999 ingentes fondos públicos del separatismo.  

Existe el separatismo catalán implantado en Valencia para incorporarnos a la entelequia violenta, coactiva y paleta del separatismo catalán.

Cristina Seguí

El propietario de El Temps, Eliseo Climent, lleva también años recibiendo dinero de la Generalitat catalana. 

Exactamente. Pero, oiga, que aquí en los estatutos de las universidad ya se dice que solo se habla lengua catalana. Los sindicatos de la educación pública te imponen hablar de países catalanes. Aquí el separatismo ya está implantado y gracias a un PSOE que, en 1981, abrió con un titular en Las Provincias diciendo que jamás impediría la idea de los países catalanes. De eso vive Ximo Puig (presidente de la Generalitat valenciana), mucho más que de la política. Tiene una empresa familiar que vive del separatismo catalán y de todo su entramado. Aquí se celebran solo dos manifiestaciones separatistas al año. Son violentas. Yo tuve que demandar a una horda que me agredió y les gané el juicio. Son manifestaciones subvencionadas y amparadas por el PSOE, con Ana Botella a la cabeza. 

No sabía que hubiera manifestaciones separatistas en Valencia. 

Sí, las hay. Piense que esto es algo que van inculcando a través de la educación y de cualquier acto lúdico, cultural, casales… La clave está en crear un sentido de pertenencia en la gente joven y convertirlos en su ejército gratuito.  

Y siempre en escenarios en los que es sencillo introducir este mensaje.  

Claro, hay una retórica y un relato dirigido a alguien con muy pocas posibilidades intelectuales, muy pocas posibilidades de ser útil en la sociedad y de aportar algo o de ser más o menos feliz. Te ofrecen un proyecto que, de repente, te hace pensar que te has convertido en algo más importante. Y, en lugar de optar por el esfuerzo o por el sentido crítico, te quedas en eso. 

Hay un relato dirigido a alguien con muy pocas posibilidades intelectuales, muy pocas posibilidades de ser útil a la sociedad o de ser más o menos feliz.

Cristina Seguí

Usted ha trabajado con uno de los periodistas más odiados de este país, Eduardo Inda. Me gustaría saber su opinión sobre él. 

Es una persona muy trabajadora. Hasta hace muy poco no ha cedido la hegemonía moral a la izquierda. Pero, desde mi punto de vista, no puedes tener un medio que defienda la libertad y el constitucionalismo y contratar a una redactora de tribunales que es abiertamente ultraizquierdista, separatista y que justificó mi agresión del 9 de octubre de 2018. 

La verdad es que, conociéndole, es sorprendente. 

Hay un corporativismo y una amistad entre él y Antonio Ferreras, que es uno de los grandes problemas de este país. Es alguien que se dedica a normalizar y a legitimar todo lo que no es no es normal, ni saludable para la sociedad. Se dedica a justificar las agresiones llamando a los demás fascistas. Y yo no puedo estar en un medio en el que Ferreras impone una determinada cuota. 

Es autora del Manual para defenderse de una feminazi. ¿Se hubiera planteado hace 10 años llegar a escribir algo así? 

La verdad es que jamás pensé que fuera a escribir sobre nada. Me gusta escribir pero escribir un libro es uno de los procesos más esclavos y absorbentes que puedan existir. Además, me ha dejado ciega (risas) por las horas que me he pasado delante del ordenador. 

Si todo es machismo, no existen las psicopatías, el alcoholismo, las drogodependencias o, simplemente, la maldad.

Cristina Seguí

Perdone, pero eso es la edad. 

¡No, no! Yo lo noté la misma semana que acabé el libro, que empecé a tener problemas para leer el móvil (risas). La verdad es que me siento orgullosa y ahora estoy escribiendo mi segundo libro para La Esfera de los Libros, que también va a versar sobre feminismo. 

¿Qué es una feminazi? 

Son las que utilizan el machismo como excusa perfecta para levantar todo su emporio clientelar. Roban dinero a las auténticas víctimas de la violencia. Si todo es machismo, no existen las psicopatías, el alcoholismo, las drogodependencias o, simplemente, la maldad. La maldad existe en todos los seres humanos, también en las mujeres. Y con igual probabilidad que en los hombres. Por esto las feminazis son peligrosas. Por ellas, yo no pude vivir ninguna de las presentaciones de mi libro con tranquilidad.

Cierto, sufrió un auténtico acoso. 

Más que yo, los hoteles en los que se iban a celebrar. Uno de ellos fue muy valiente y aguantó porque se dio cuenta de que esas locas jamás iban a ser sus clientes y porque, además, no querría a ese tipo de huéspedes. Pero el resto de hoteles canceló las presentaciones. Y, en ese sentido, las feminazis también utilizan a la mujer para atacar a la iniciativa privada. O para fusilar la independencia judicial intentando, como dicen, moldear la mentalidad de los jueces. Y lo dicen las feministas del PSOE  y de Unidas Podemos que, por cierto, son auténticas inútiles todas ellas. Jamás admiten ser de cuota y dicen estar ahí por méritos propios pero nadie se cree que Irene Montero sea ministra por nada excepto por tener una relación carnal y sentimental con Pablo Iglesias. Nadie se cree que Carmen Calvo esté ahí por su derroche intelectual. O Leire Pajín o Elena Valenciano. Todas ellas viven a costa de las mujeres.  

Los LGTBI creen que poseen a una parte de la sociedad que no les ha firmado absolutamente nada. Están interesados en el dinero y la eugenesia social.

Cristina Seguí

Pero ha llegado un momento en el que la Fiscalía General del Estado dice que hay machismo en las señales de tráfico. O el periodista Antonio Rodríguez nos cuenta que con el machismo solo se acabará cuando los hombres sean capaces de besar otro falo. A mí, personalmente y no sé si será la edad, todo esto ya me supera. 

Bueno, hemos de diferenciar entre los LGTBI y los homosexuales. Los primeros proscriben la palabra homosexual y son tipos que también viven del mismo clientelismo que el feminismo. Creen que poseen a una parte de la sociedad que no les ha firmado absolutamente nada y están mucho más interesados en el dinero y en un proceso de eugenesia social basado en auténticas estupideces como lo que ha dicho este sujeto. Por cierto, él mismo da a entender que ha besado unos cuantos falos y, sin embargo, nada le ha salvado de ser un heterófobo. Si un señor saliera a decir que hay que follar más para curar la homosexualidad, estaría denunciado por delito de odio.  

Bueno, entiendo que es algo que él pide a los heterosexuales. 

Sí, pero ¿por qué hay que reformar a los heterosexuales? Este señor es un auténtico enfermo y lo que hemos de preguntarnos es a qué clase de personas le dan voz los medios en este país. En cuanto a las señales de tráfico y la Fiscalía, quizás es que la fiscal Dolores Delgado pretende que olvidemos cómo llamaba “maricón” al ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska. O cómo justificaba que la prostitución era un negocio de éxito asegurado. O cómo cerró los ojos ante un delito que era la prostitución de menores por parte de determinados jueces y fiscales en Colombia y que ella misma contó. En fin… son auténticas estupideces de gente peligrosa para la sociedad. 

La ministra de Igualdad, Irene Montero, dice que una de las formas de saber cuánto eres de mujer es por la talla del sujetador. Yo no sabía que pudiéramos graduar cuánto de mujer hay en nosotras. Pero, entre eso que dice la ministra y el “tiran más dos tetas que dos carretas”, no parece que haya mucha diferencia.  

Ella lo sabe perfectamente. Entiendo que lo diga porque ella es ministra de Igualdad, mujer de cuota, que sobornó a su ex escolta para que renunciara a ir a juicio por explotación laboral… ella sabe perfectamente que está ahí gracias a ser la pareja de quien es. Ella que es tan feminista ha dormido al lado de alguien que guardó durante años el USB de una de sus ex novias, a la que había prometido matrimonio. Como no la pudo desposar, la mandó a Europa con un carguito y ahora le ha comprado un panfleto pagado con dinero público. Tenemos también el ejemplo de Tania Sánchez que, en cuanto dejó de ser pareja de Iglesias, se fue al gallinero. Sinceramente, espero que las dos tetas de Irene Montero tiren más que las dos carretas de cualquier otra mujer que se le pueda acercar a Iglesias, por el bien del dinero de los españoles, porque acaba colocando a todas sus novias, amantes y agraviadas. 

Espero que las dos tetas de Montero tiren más que las dos carretas de cualquier mujer que se pueda acercar a Iglesias, por el bien del dinero de los españoles.

Cristina Seguí

¿Es una anomalía que un Gobierno tenga a un matrimonio en el que ambos tienen carteras ministeriales? 

Lo es pero, desgraciadamente, no vemos a la sociedad concentrarse en Moncloa o en el Congreso de los Diputados para denunciarlo. ¿Te permiten los medios hablar cuando dices que Irene Montero está ahí manejando cientos de millones de euros al año porque es la mujer de Pablo Iglesias? Pues no.  

Pero, más allá de lo que ella haga o deje de hacer, lo que me llama la atención es que dentro de un equipo de Gobierno exista un matrimonio con máximas responsabilidades. Si esto lo hiciera un alcalde, sería un escándalo. Hasta hace poco, lo hubiéramos llamado nepotismo. Pero hemos terminado por tragar con cosas que antes nos parecían inaceptables. 

Los sociópatas suelen carecer de empatía y van bastante a su aire. Y esto es lo que le ocurre al presidente Sánchez. Él no hará nada al respecto, al menos hasta que le interese. Y, si lo hace, no será por un motivo ético, sino de cálculo político. Pero hay otros escándalos. Por ejemplo, ¿cómo ha llegado a ser presidente del Gobierno un tipo que ha plagiado su tesis  casi al 100%?  Es un escándalo también que Fernando Simón esté tomando decisiones y ejerciendo de portavoz del Gobierno cuando se ha reído de los muertos y se ha dedicado a ocultarlos. Ahora emiten mensajes que conducen a la sociedad al pánico. Y lo hace un tipo que reconoció que dijo que las mascarillas no se tenían que utilizar porque no había suficientes. Pero también tenemos que un filósofo del PSC que es más separatista que Quim Torra es el ministro de Sanidad en el momento más complicado de nuestra historia. 

Tenemos que un filósofo del PSC que es más separatista que Quim Torra es el ministro de Sanidad en el momento más complicado de nuestra historia.

Cristina Seguí

Es curioso que quienes en su día negaron la existencia de la enfermedad, que la equiparaban a una gripe o que decíanque las mascarillas no eran necesarias sean los mismos que ahora machacan a quienes tienen ese mismo discurso pero desde la ciencia. 

Necesitan mutualizar la culpa en los ciudadanos. Están jugando a criminalizar al ciudadano para poder culparle de su propio desastre. Al principio también lo hicieron. Salían los responsables de la Policía y de la Guardia Civil para decir que habían detenido a uno que iba a robar naranjas. O presumían de datos de gente multada utilizando la Ley de Seguridad Ciudadana, que ellos querían derogar en su totalidad por petición de los separatistas, que decían que era represora. Pero el PSOE y Unidas Podemos la han aplicado en un sentido contrario al que defendía la Abogacía del Estado. Es gente que tiene la patente de corso y eso es así porque la sociedad lo ha permitido. Vivimos en una sociedad absolutamente clientelizada. Crea muy poquita sociedad civil y por eso ahora vemos muy poquitas protestas en relación al trauma que estamos viviendo. 

Empezamos con Twitter y acabamos con Twitter. ¿Existe la censura en la red social? ¿Se autocensura usted a la hora de escribir? 

Sí, absolutamente. Es una empresa privada tomando decisiones casi judiciales. A mí me han robado la cuenta por ataques de la izquierda, que me han denunciado tuits en masa. Twitter era un canal independiente y de libertad pero me cerraron la cuenta durante un mes, con el perjuicio que ello conlleva. Y he tenido que incluso ir al juzgado y demandar. Al final tuve que borrar el tuit que me denunciaron porque no me contestaban ni a las apelaciones. 

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