La Assemblea Nacional Catalana (ANC) prosigue sus preparativos para las concentraciones que tendrán lugar el viernes próximo, día 11 de septiembre. Vilaweb informa de los detalles en Guia Diada 2020, mapa incluido.
Por el momento, se sabe que habrá «107 puntos de concentración —con una capacidad total de 48.000 personas— en 82 municipios del Principado», aunque la lista dicen que es ampliable. A diferencia de otros años, esta vez se sabe con antelación cuál será la cifra exacta de participantes, con lo que nos ahorraremos controversias.
Cada punto tendrá su propio registro de inscripción y no se podrá superar la capacidad prevista. Queda por saber qué pasará si gente no inscrita, por simpatía o por curiosidad, se acerca a esos puntos y se producen aglomeraciones.
Los manifestantes han de llevar mascarilla, mantener dos metros de distancia entre ellos, y deberán encontrar la posición asignada marcada en el suelo. Los actos serán delante o cerca de estaciones de tren, juzgados, y oficinas de la Agencia Tributaria, de la Seguridad y del SEPE.
Además, la ANC pedirá a los que no puedan o no quieran asistir que «salgan a los balcones a las 17:14, aunque no ha detallado para hacer qué». Pasan por alto que no todo el mundo tiene balcón con vistas a la calle, y que hay muchos otros motivos por los que a alguien le puede apetecer salir al balcón.
Qué más da, lo que importa es poder decir lo que ya están diciendo, que será la movilización adaptada al covid-19 más grande de Europa. Algún récord hay que batir.
Dejémoslo para el 2021
Pero hay importantes voces, dentro mismo del independentismo, que discrepan de la necesidad de organizar una manifestación este año.
Joan Vall Clara, en el Punt-Avui, dice que ni 48.000 ni ninguno, que no hay que hacerla, «ni cargados de medidas de seguridad y protección, ni con las medidas de seguridad y protección mínimas que haya marcado la administración».
Un consejo digno de tener en cuenta: «Dejémoslo para el 2021, o para cuando haya pasado la alerta sanitaria, si es que en septiembre de 2021 aún no estamos empantanados, que podría ser. No nos compliquemos la vida y no demos argumentos fáciles.»
A pesar de todo Vall Clara no rechaza hacer algo desde casa, en lo que sería una celebración propia del confinamiento más estricto: a las 17:14 «cada uno en su balcón, en su ventana (…) cantar un par [de canciones] de las que sabe todo el mundo. Y acabar con Els Segadors. Todos juntos. A la hora en punto.»
Este año no toca
Albert Om, en el Ara, también cree que este año no toca, y ofrece buenos argumentos. Uno es que, con las concentraciones convocadas, se consigue que «todo el debate político y periodístico gire estos días sobre una misma pregunta: si el independentismo pone por delante sus intereses a los de la salud pública».
Otro es que nadie dejará de ser independentista si se renuncia a salir al espacio público y se centra «la movilización en los balcones y en las redes sociales», mientras que, «si tienes que convencer a alguien que aún no lo sea, tal vez esta renuncia envía un mensaje más generoso e inclusivo». Es una manera implícita de reconocer que, por más medidas de seguridad que se tomen, existe un riesgo.
Y concluye afirmando que «la Diada es material sensible y mantenerla en la calle puede acabar perjudicando el objetivo con el que legítimamente se convoca la movilización».
Como si no hubiera bastantes divisiones en la sociedad, y en el independentismo, ahora tenemos la que hay entre los partidarios de hacer una movilización, caiga quien caiga, y los que anteponen la prudencia y recomiendan dejarla para un momento mejor.
