El enfrentamiento enconado entre JxCat y ERC dentro del Govern se ha trasladado este viernes a Madrid en relación con el Gobierno central. Mientras JxCat ha boicoteado a través de Quim Torra la conferencia de presidentes encabezada por Pedro Sánchez, ERC ha logrado cerrar la segunda sesión de la mesa de negociación con el Estado.
En uno de sus habituales espectáculos ante el Gobierno central, el presidente Quim Torra se ha negado a firmar la declaración de la conferencia de presidentes celebrada este viernes por vía telemática con el fin de acordar diversas cuestiones relacionadas con la gestión de la crisis del COVID-19. En esta ocasión, Torra ha rechazado la declaración por no incluir su petición de que los padres con hijos contagiados de COVID-19 puedan acogerse a una baja retribuida mientras dure la enfermedad. Algo que posteriormente ha anunciado el Gobierno como una medida a aprobar en breve y que ya había sido reclamada por partidos y asociaciones de todo tipo.
La otra cara de la moneda
Frente a esta nueva impostura del presidente, que suele cumplir órdenes del líder del partido, Carles Puigdemont, ERC ha anunciado, por su parte, la reactivación de la mesa de negociación entre el Gobierno central y la Generalitat. Una mesa acordada entre los republicanos y el PSOE en contrapartida a la abstención de ERC para la investidura del presidente Pedro Sánchez. La mesa se reunió por primera y única vez el pasado mes de febrero y la delegación catalana estuvo encabezada por Torra, a pesar de que JxCat había puesto todo tipo de pegas a esta herramienta de negociación.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha señalado al respecto en La Sexta que es necesario «pasar de la foto» que, en su opinión, fue la primera reunión, «a algo efectivo». En otra entrevista en RNE, Rufián ha recordado que el PSOE se comprometió con ERC a activar esta mesa y ha subrayado que los republicanos quieren «que se cumpla» ese acuerdo. El diputado, finalmente, ha puesto de relieve que la intención de ERC es mantener la negociación con el Gobierno central a pesar de que el líder del partido, Oriol Junqueras, se encuentre en la cárcel «incomunicado«.