Jaume Padrós, presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, en un tweet del que se hace eco Vilaweb, pidió domingo al mediodía que no se organicen actos multitudinarios el 11 de setiembre: «Manifestarse es un derecho fundamental. Pero pido a partidos y entidades que esta Diada eviten convocar concentraciones y actos que puedan convertirse en masivos. Las celebraciones o reivindicaciones este año han de ser diferentes. Nos jugamos mucho.» Hay que ser negacionista a lo Miguel Bosé para no entender un mensaje tan claro.
Horas después, tal vez preparando el terreno a la desconvocatoria de los actos previstos, Iu Forn, en el Nacional, pregunta ¿Manifestarse durante la Diada? ¿Seguro? e intenta razonar con los recalcitrantes:
«¿No habíamos quedado en que somos un país de gente responsable, que estábamos luchando contra el covid con firmeza, compromiso, determinación y bla, bla, bla? ¿Pues por qué esta obstinación en querer manifestarse presencialmente el 11 de septiembre del 2020, el año en que todo el mundo ha dejado de hacerlo todo?»
Como consuelo ante la adversidad, afirma que «el mensaje de país más potente que podemos enviar es que renunciamos a la mani tradicional y optamos por otras maneras de hacer las cosas». El problema es que, habiendo adquirido el hábito de las grandes concentraciones humanas, cualquier alternativa va a saber a derrota.
A pocos días del 11, la ANC aún está alimentando la ilusión por unos actos que son desaconsejables desde todos los puntos de vista. Tweet del lunes 31 por la mañana: «Habrá un sistema de inscripciones para las movilizaciones presenciales del 11-S. Pediremos que asista sólo quien se haya inscrito previamente. De esta manera los aforos se controlarán y se garantizarán las medidas sanitarias.»
Aunque, tal vez por si acaso, la convocatoria en las calles viene complementada por la convocatoria en los balcones: «Además de las concentraciones presenciales, que serán limitadas en términos de aforo, este 11-S convocaremos a todos a las 17:14 h en sus balcones.» Será tan difícil computar el número de participantes que sin duda será un éxito indescriptible.
El presidente del Colegio de Médicos de Barcelona es una autoridad en su campo, pero no en la política. Haría falta que el gobierno de la Generalitat, que desaconseja reuniones de más de 10 personas, dijera algo sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer este 11 de setiembre. Y asumir las consecuencias de sus decisiones, claro.