El daño que ha infligido el procés a la economía catalana no es un secreto para nadie. Ahora, un estudio ahonda en concreto en la pérdida de dinamismo económico de Barcelona frente a Madrid debido a la fractura social abierta por el proceso secesionista. La investigación la han llevado a cabo dos profesores de la reputada London School of Economics, Andrés Rodríguez-Pose y Daniel Hardy, y lleva por título Reversal of economic fortunes: Institutions and the changing ascendancy of Barcelona and Madrid as economic hubs. Growth and Change.
Tal y como explica el documento, Madrid y Barcelona han sido tradicionalmente las dos locomotoras económicas de España. «Sin embargo, durante las últimas tres décadas, Madrid se ha adelantado a Barcelona en prácticamente todos los indicadores económicos, convirtiéndose en una ciudad mucho más grande y el centro de la actividad económica en España». Y es que, según los profesores, la «consolidación de Madrid como indiscutiblemente dominante en todos los terrenos, ya sean políticos, administrativos, financieros o culturales, ha producido una profunda ruptura en el estatus histórico de Barcelona».
Así, mientras el PIB catalán era en 1975 un 25% mayor que el madrileño, en 2019 el PIB de Madrid superaba al de Cataluña ( 239.818 millones de euros frente a 236.759 millones)Asimismo en 2019 el PIB per cápita de Cataluña era de 31.110€ y el de Madrid de 35.876€.
Barcelona parecía destinada a ser la capital económica
El artículo trata de explicar el motivo de semejante retroceso «cuando prácticamente todas las condiciones de partida apuntaban a una mayor probabilidad de que Barcelona se convirtiera en la capital económica de España, como ha sido el caso de Milán en Italia en relación con la capital, Roma». Según los académicos, factores como la capitalidad de Madrid, la renovación del sistema de infraestructura radial que converge en la capital y las economías de aglomeración favorecen a esta ciudad, pero no explican suficientemente el contraste entre ambas ciudades. Sobre todo, si se tiene en cuenta el gran proceso de descentralización que ha sufrido España y el desarrollo generalizado de infraestructuras en todo el país.
Así, el artículo recuerda que la explicación de estas diferencias se halla en las distintas decisiones institucionales que han prevalecido en Barcelona y Madrid, así como en el conflicto social generado en Cataluña tras el procés. «Una sociedad cada vez más dividida en Barcelona», relatan, «devastada por divisiones profundas y crecientes, y donde la falta de confianza ha impedido la construcción de puentes entre grupos, ha proporcionado la semilla para una trayectoria económica general mucho peor que la que habrían tenido las características iniciales de la ciudad». En este sentido, aprecian paralelismos con Montreal, donde un entorno comunitario divisivo generó desconfianza económica.
Madrid, una ciudad «más abierta»
Mientras, Madrid, “aunque no está exenta de problemas, ha logrado construir una sociedad más maleable, lo que ha facilitado, en una medida nada despreciable, la creación de una ciudad más abierta, interconectada internacionalmente y económicamente dinámica». Los autores concluyen señalando que «Barcelona y Cataluña están divididas por la mitad y esto, durante mucho tiempo, ha paralizado todo y provocado conflictos. Hay que empezar de cero y construir puentes completamente nuevos y coser una sociedad que ahora mismo parece irreconciliable».
