El ex presidente Carles Puigdemont ha sido este viernes la estrella de la 52 edición de la Universitat Catalana d’Estiu, que se celebra cada año en la localidad francesa de Prada y que está presidida por Jordi Casassas. El también eurodiputado, fugado de la Justicia española por el referéndum ilegal del 1-O, ha pronunciado una conferencia en la que, sin mencionar a los republicanos, ha intentado limar asperezas con ERC para lograr la «unidad estratégica» del independentismo. Puigdemont, además, ha admitido de forma implícita en un mensaje dirigido a los jóvenes separatistas que harán falta «décadas» para conseguir una Cataluña independiente.
El ex presidente ha dedicado buena parte de su intervención, desarrollada bajo el título Independència desactivada?, a demostrar que el Estado no ha logrado acabar con el deseo de los separatistas de proclamar la «República Catalana«. En este sentido, ha puesto como ejemplo que todos los líderes independentistas están o en prisión o en el «exilio» pero que, a pesar de ello, siguen luchando por la independencia. Algo que, ha dicho, demuestra que el Estado ha fracasado en su intento de desactivar el procés.
Las «marcas de la represión»
Puigdemont también ha señalado que «la agresividad y la dureza de la represión» ha dejado «marcas» en el separatismo. Algo que no pueden «ignorar» y de lo que considera que «hay que hablar abiertamente». Y ha puesto como ejemplos «la división, el enfado y la desmovilización«. Sin embargo, para todos ellos, ha dicho, hay solución. Y ha subrayado que no se puede culpar únicamente al Estado de esta situación: «Ignorar la responsabilidad de nuestra acción, con aciertos y errores, sería pretencioso y muy equivocado».
El ex presidente, que será muy probablemente cabeza de lista de la candidatura de JxCat a las elecciones autonómicas, ha insistido en la idea de que el Estado tiene como único fin «desactivar» el independentismo. Y ha añadido que este objetivo afecta a todos los catalanes y no solo a los separatistas. «Si tienen que perjudicar a todo un país, incluso a los ciudadanos que les apoyan, no tienen ninguna manía», ha añadido al respecto. También ha advertido de que «la monarquía y los partidos monárquicos» están dispuestos a «forzar las costuras de su propio sistema» con tal de «adelgazar y dejar en liquidación el autogobierno de Cataluña».
Negociación sí, pero en Alemania
El líder de JxCat ha puesto a Alemania como ejemplo de lo que debería haber hecho España para afrontar el independentismo. En este punto, el ex presidente ha relatado que los alemanes hubieran «arbitrado pasarelas de diálogo, de negociación y de reformas necesarias para resolver el conflicto». Algo que, sin embargo, su partido rechaza cuando critica duramente la mesa de negociación acordada entre el PSOE y ERC para dar salida al problema catalán.
El ex presidente se ha preguntado si los independentistas realmente quieren mantener el procés. Y ha respondido que, si la respuesta es afirmativa, deben tener en cuenta que tal vez no se haya hecho lo «necesario para mantener activa esta voluntad». «Y no excluyo a ninguno, comenzando por mí mismo», ha afirmado.
Tal y como ha venido anunciando en los últimos meses, y en contra de la estrategia de diálogo que mantiene ERC, Carles Puigdemont ha insistido en que la única vía posible hacia la independencia es ahora la de «una confrontación inteligente contra el Estado». Algo que ha basado en la idea de que no basta con que «la inmensa mayoría de los catalanes» sea partidaria de la «vía del acuerdo». Esta estrategia, ha explicado, «es la menos segura y la más incierta» pero es también, ha añadido, «la única que nos queda«.
«De aquí a unas cuantas décadas»
Por ello, el líder de JxCat ha pedido a los independentistas «preparación a todos los niveles», «abandonar el fatalismo«, «superar la moral de derrota«, «planificar» y «aceptar que hay factores que no dependen» de ellos pero que «pueden llegar a ser determinantes». También ha destacado el papel que jugará en esta etapa el Consell per la República y ha asegurado que el Estado no puede «doblegar» al separatismo porque «no está a su alcance».
Ha sido al final de su intervención cuando Puigdemont, en un mensaje dirigido a los jóvenes, ha insinuado que, a pesar de todo, la independencia no será algo inmediato. «El país que tendremos de aquí a unas cuantas décadas lo construirán ellos», ha asegurado, dejando así claro que, de momento y a pesar de la llamada «confrontación inteligente», el separatismo no podrá dar pasos más allá hacia la tan anhelada república catalana.