Los dos grandes partidos del independentismo se acercan a las elecciones virtualmente empatados según las encuestas y con más desconfianza que nunca entre ellos.
Según Toni Aira, entrevistado el sábado en la Vanguardia, las próximas elecciones «supondrán un antes y un después. La guerra no acabará, pero es una batalla decisiva, no tanto por la hegemonía, ya que los dos están lejos, sino por quién queda primero».
¿Qué sucederá si, en esa competición particular ninguno de los dos consigue los escaños suficientes para imponerse al otro y, en conjunto, el independentismo sigue teniendo la mayoría? ¿Reincidirán en un gobierno de coalición como el actual? ¿Podrán volver a ponerse de acuerdo ERC, en su apuesta por el «independentismo pragmático», y JxCat, con su «resistencialismo»»?
Según Toni Aira, «repetir el esquema sería suicida para unos y otros, la legislatura no ha ido bien para ninguno de los dos». Sin embargo, ante la posibilidad de perder la Generalitat, lo más provechoso para ambos sería renovar la coalición, aun al precio de mantener la inestabilidad y el desgobierno cuatro años más.