Santi Vila, en La Vanguardia, hace saber que «Necesito vacaciones, ¡ya!, una proclamación que sin duda arrasaría en un referéndum. Para justificar esa necesidad no se basa en la actividad laboral llevada a cabo sino en la particulares circunstancias sanitarias y políticas que padecemos este año: el «hastío por las inagotables ocurrencias del president Torra», siempre «buscando pequeñas grandes causas con las que litigar con España»; «las continuas órdenes y contraórdenes de las autoridades sanitarias de la OMS, españolas y catalanas para prevenirnos del contagio de la covid-19».
También muestra su perplejidad por que en España, como es el caso de Imanol Arias y Ana Duato, «un posible delito fiscal puede ser castigado de forma infinitamente más severa que matar a un hombre o violar a una mujer». Igualmente, ante el «ensañamiento con el que el común de los mortales se ceban ahora con el rey Juan Carlos» y «se pretenda un ajuste de cuentas descarnado, moralizador e impúdico contra su persona».
Santi Vila afirma no comprender por qué el PP, desatendiendo la lección gallega, persiste «en la política de la confrontación y el extremismo», como también lo hace el independentismo, a pesar de estar «cada vez más divididos y desautorizados, enzarzados en una caza de brujas contra los sospechosos de traidores».
Le sirve de consuelo asistir al «descrédito de la verborrea de la internacional progresista papanatas» y al «fin del último ciclo populista». Pecibe este fin en «la erradicación de la nueva política en las últimas elecciones en Galicia y en Euskadi», entendiendo por nueva política la que practican «podemitas y ciudadanos», que «en el mejor de los casos habrán reproducido los mismos vicios y virtudes de siempre».
Acaba citando a Felipe González, quien al final de su carrera advirtió que «no hay que menospreciar la posibilidad de ir… ¡a peor!»
En Cataluña, y se verá claramente en las próximas elecciones, hay una gran competencia en ese sentido. Veremos candidatos peleándose por quién está más capacitado para hundirnos más en la miseria y para sembrar mejor el caos.