A pesar de las evidentes muestras de descomposición en el Govern y los constantes encontronazos entre los socios de gobierno, o quizás por ello, el presidente de la Cámara de Barcelona, Joan Canadell, ha apostado por alargar al máximo la legislatura. La excusa es no dejar que el Tribunal Supremo (TS) marque el calendario de Cataluña, en alusión a que el 17 de septiembre debe ratificar la inhabilitación o no del presidente de la Generalitat, Quim Torra.
«Que la justicia esté condicionando la política es muy mala noticia. Tenemos que salir de aquí como podamos. No tendríamos que anticipar las elecciones por que habrá una sentencia que afecte al presidente», ha sostenido en una entrevista de Europa Press.
Apelando a una estabilidad política, considera que hay que intentar alargar la legislatura lo máximo posible: «Aparte, como demócrata, las elecciones son para 4 años, y hay que respetarlo como se pueda. Convocar un año antes no tiene sentido». fuentes de otros partidos consideran que JxCAT, ante la ventaja de ERC en las encuestas, busca ganar tiempo para consolidarse como partido y desgastar a ERC por los presumibles pocos logros de la Mesa de Diálogo. Además pretende alejar las elecciones de las críticas a su errática y alarmista gestión para Cataluña de la pandemia, una vez recuperadas todas las competencias.
Pandemia
En su opinión, la pandemia del coronavirus ha condicionado mucho el debate en las elecciones vascas y gallegas, y cree que ahora debe superarse esta crisis sanitaria en Cataluña y abordar entonces «un debate de fondo mucho más importante: saber hacia dónde va el país».
«Cuanto más esperemos, mejor, siempre y cuando haya una mínima estabilidad. Alarguemos al máximo y esperemos a ver si desaparece el virus, que no creo, o aparece una vacuna o se estabiliza del todo y estamos más tranquilos», ha dicho.
Mesa de diálogo
Sobre la mesa de diálogo entre gobiernos, Canadell ha asegurado que siempre está de acuerdo con el diálogo pero «no con los engaños», tras lamentar que en medio año sólo se haya reunido una vez, lo que considera muy poco serio por parte del Gobierno central.
«Pese a estar de acuerdo con el diálogo y en que la situación actual, tarde o temprano, terminará con una negociación, es una tomadura de pelo que esto se utilice como herramienta de cambio de lo que sea, y no se haya cumplido el compromiso que se adquirió», ha reprochado.
En su opinión, si debe haber una mesa de diálogo es para abordar el conflicto catalán y hacia dónde se quiere avanzar, y no otras cosas que considera que se pueden resolver en cualquier comisión bilateral: «Los famosos 40 puntos de Artur Mas, de Carles Puigdemont y de Quim Torra se pueden afrontar desde muchos frentes; no se necesita una mesa de diálogo de este tipo».
Por eso, comparte con Torra, que si la mesa de diálogo no se centra en esta cuestión, no tiene sentido sentarse a dialogar en ella, y ha advertido de que el único que sale ganando es el Gobierno central, al que ha acusado de aplicar al independentismo la máxima «Divide y vencerás».