Con casi 200.000 seguidores en Twitter, Alvise Pérez es uno de los tuiteros políticos españoles con más éxito en esta red social. Vinculado a Ciudadanos en algún momento del pasado, Pérez no tiene pelos en la lengua a la hora de poner de manifiesto los defectos de la formación que ahora preside Inés Arrimadas. Tampoco cuando de calificar al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se trata y a cuyos miembros llama, entre otras cosas, «sepultureros» y «sociópatas». En los años 90 se referirían a él como JASP: joven aunque sobradamente preparado. Hoy muchos lo consideran azote de la izquierda y para otros no es más que un troll de la ultraderecha. Para quien esto firma es uno de los tuiteros a los que merece la pena seguir porque, aunque cueste entenderlo, hacer follow o retuit no siempre significa apoyar aquello que se difunde.
Tiene usted cuenta en Twitter desde 2011 y, ya desde entonces, era un activista contra la izquierda. Algo extraño en una red en la que da la impresión de que ser de derechas es lo más revolucionario que se puede ser.
En 2011 tenía yo 21 años y, aunque ya me interesaba la política, dedicaba casi todo mi tiempo al ebrio gozo y deleite de placeres disolutos de toda condición que uno comienza a descubrir por esa edad, en parte influenciado por los pelos de la barba de aquél Boris en Trópico de Capricornio, del monumental Henry Miller, de Ética a Nicómaco, o de intempestivas lecturas a Nietzsche, Dostoievski, Ciorán o Baudelaire. No fue hasta unos años después, ya en Inglaterra, que pudiera atreverme a definirme como activista contra la izquierda, aunque en realidad nunca haya ido contra la izquierda en exclusiva sino contra todos aquellos enemigos de la libertad, sean de puño cerrado, de mano alzada, o de brazos cruzados.
Le han cerrado la cuenta en varias ocasiones. Y miles de tuiteros se han movilizado para denunciarlo. Hace años se podían publicar auténticas salvajadas sin consecuencias y hoy te pueden suspender la cuenta 24 horas por casi cualquier motivo. ¿A qué cree que obedece la censura?
La censura obedece a la autoritas moral del que se emociona a sí mismo de lo buena persona que es. Los censores son precisamente seres de luz que reflejan su infinita bondad extirpando lo que consideran maldad del debate público. En esta generación, esos pirados han terminado de ser marxistas en una suerte de religión magnánima que vuelca su odio en llamar racismo, discriminación, sexismo o supremacismo a una bolsa de Conguitos. Entiendo que, entre la selva del infundio y el sueño húmedo de Stalin, podremos encontrar un espacio intermedio de libertad en donde asumamos que los que se sienten ofendidos no tienen más razón por el mero hecho de que tengan tales sentimientos. Querido censor, a la realidad le dan igual tus emociones. Las emociones no refutan hechos.
Los censores son seres de luz que reflejan su infinita bondad extirpando lo que consideran maldad del debate público.
Alvise Pérez
¿Practica la autocensura?
Practico la cortesía y la generosidad empática incluso con quienes solo escupen odio a diario. La reciprocidad en el discurso oral no es necesaria en una estrategia de comunicación que pretende precisamente deslegitimar esos discursos de odio basados en la supremacía moral de quienes intentan expulsarnos del debate público por criticar la inmigración ilegal, la discriminación de género contra los hombres o el absurdo de llamar ultraderecha a todo aquel discrepante de ese movimiento totalitario. La autocensura, esto es, el no defender algo creído cierto por miedo a las consecuencias, es algo que rechazo con toda la fuerza que mi voluntad me permite.
De los simples trolls se ha pasado a los facuos, los lazis… ¿Se reconoce usted en alguno de esos grupos de activistas? Si es así, ¿qué le lleva a hacerlo?
Los censores civiles se han organizado en grupos institucionales, generosamente financiados por los partidos políticos que se alimentan de ellos, para ejecutar la persecución pública contra los que defendemos ideas diferentes a las de ellos con mayor o menor éxito. A diferencia del pancartero colectivista común, el individuo libre suele tener la condición general de ser independiente y actuar más como unidad que como organización. Algo que está empezando a cambiar, aunque yo no me identifique con organización alguna más allá de la española en su ciudadanía.
El individuo libre suele tener la condición general de ser independiente y actuar más como unidad que como organización.
Alvise Pérez
En uno de sus tuits, habla del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos como un Ejecutivo de «sepultureros, sádicos y sociópatas». ¿Ha sacado el COVID-19 lo peor de nuestra clase política?
Tan sólo ha dado la oportunidad a esos sádicos y sociópatas de demostrarnos el nivel de sociopatía y sadismo al que eran capaces de llegar. Ocultar muertos, mentir tan descaradamente, prevaricar en derechos fundamentales y erigirse en héroes salvapatrias mientras convertían a España en el país con peor gestión del desastre es buena prueba de ello.
¿Cómo cree que influye Twitter en la situación política actual?
Twitter no tiene un valor de 28.000 millones de dólares en bolsa por casualidad. Su poder de influencia y creación de contenido es innegable y eso afecta especialmente a los medios de comunicación y, por ende, al sistema político de cada país. Millones de mentes compartiendo sus mejores construcciones dialécticas, ingenio, estudios, datos, experiencias e información son una fuente incalculable de poder que, bien usado, puede tumbar gobiernos y organizar estructuras humanas de toda índole.
Para el movimiento independentista, por ejemplo, la red social es fundamental desde hace años. Solo Podemos y Vox parecen haberlo entendido del mismo modo. Resulta curioso que en los tres casos estemos hablando de movimientos o partidos extremos en algunos de sus planteamientos.
Ser extremo es una cosa, y ser radical es otra. A Podemos y al nacionalismo catalán, que justifican llamarnos «bestias con forma humana» o decir que «la Iglesia que más ilumina es la que arde», sí los consideraría extremos en su ideario por la justificación antidemocrática que hacen de la violencia. Pero no lo haría así con un VOX cuyo ideario es, en general, casi una copia económica y social del 2º Congreso del Partido Popular, aunque, por supuesto, no coincida con todos los postulados de este partido político.
El ideario de Vox es, en general, casi una copia económica y social del 2º Congreso del PP.
Alvise Pérez
Usted trabajó con Ciudadanos en Valencia. ¿Qué opina de la deriva en la que ha entrado el partido de la mano de Inés Arrimadas?
Cuando fui Jefe de Gabinete en el Parlamento valenciano criticaba exactamente lo mismo que critico hoy: la equidistancia en una batalla cultural que no se estaba dando y las concesiones ideológicas a una izquierda cada día más radical que provocarían lo que finalmente ocurrió. Es decir, el trasvase y abandono del votante moderado al Partido Popular y VOX. Ir ahora a la búsqueda del votante de centro-izquierda desafecto con un PSOE radicalizado es algo que puede hacer hoy perfectamente el PP de Pablo Casado. Siendo así la realidad, ¿para qué sirve votar a Ciudadanos salvo para fragmentar electoralmente y perjudicar todavía más al bloque constitucionalista?
¿Ha podido hacer amigos en Twitter?
He podido conocer a personas magníficas gracias a las redes sociales y que hoy forman una parte muy importante en mi vida. No todo es odio, en absoluto.
Si cerraran la red, ¿qué haría?
Servirme una copa y buscar en Google alternativas a Twitter. La libertad siempre encuentra resquicios para poder defenderla. Pero dudo que esto ocurra. Las participaciones están muy divididas entre fondos de inversión y el dinero sabe perfectamente cómo moderarse para evitar el desastre en bolsa y la huida de inversores. La libertad también es el mercado, amigos.
Vaya un pedante, el tal Alvise.