La primera cumbre contra la corrupción celebrada en el Parlament catalán este viernes ha concluido con tres ideas: es necesaria una nueva ley de financiación de los partidos, la contratación pública debe ser más transparente y las formaciones políticas deben rendir cuentas de sus compromisos. Tres argumentos que presuntamente no tuvieron nunca en cuenta Jordi Pujol y su familia, a los que el juez de la Audiencia Nacional José De la Mata ha propuesto juzgar como presunta «organización criminal».
La propuesta ha sido recibida por el independentismo de forma contradictoria. Quienes presumen de que en una Cataluña independiente la corrupción sería un mal recuerdo no pueden, sin embargo, olvidar el papel del president Pujol en sus vidas. Y, ante la contradicción emocional y aprovechando las circunstancias, no han dudado en buscar un argumento que les permita, en cierto modo, justificar las presuntas corruptelas del clan Pujol y, a la vez, defender su ansia de ruptura con España y su afán de ser republicanos. En este sentido, Juan Carlos I, el emérito, se ha convertido en protagonista de la respuesta separatista al auto del juez De la Mata.
Nada mejor que un «y tú más» para intentar desviar la atención. Y así, en Twitter, los independentistas no han dudado en subrayar los también presuntos escándalos de corrupción del emérito para intentar quitar hierro a los de los Pujol. Es más, vinculan la decisión de De la Mata con un supuesto intento de salvar a la monarquía española y a Felipe VI del más que probable batacazo social que supondrán los asuntos, al parecer, más turbios del periodo de Juan Carlos I al frente de la Jefatura del Estado.
«Diuen, diuen, diuen«, decía Jordi Pujol cuando le preguntaban por los vínculos de su familia con la corrupción. Y en esa línea se mueve el independentismo ahora mismo, incapaz de aceptar la realidad del clan. Un buen ejemplo de esta postura es la del presidente del Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya, Miquel Sellarés, quien, en su cuenta de Twitter, ha publicado: «Operación Pujol para tapar a los Borbones. El estado profundo en acción».
El director de elnacional.cat, José Antich, también ha publicado un artículo en esa línea, dando así a muchos separatistas una guía a la que agarrarse a la hora de justificar a los Pujol atacando a España: «Hay un interés evidente en crear una cortina de humo informativa que desvíe la atención de las noticias que van apareciendo de la corrupción de la monarquía española y del rey Juan Carlos I».
Con mimbres como estos, muchos han sido los tuiteros que han aprovechado para arremeter contra España y la monarquía en una curiosa defensa de un clan familiar que, a tenor de lo publicado, parece que solo trabajaba, presuntamente, para delinquir.
Otros no dudan en referirse a Pujol como «fantasmas catalanes» y lamentan no tener políticos capaces de «plantar cara a España».
Hay quienes creen que, detrás de todo esto, se oculta un Estado que aprieta a los Pujol con la intención de hacer caer a la monarquía. Y, por no perder la costumbre, ex presidentes como José María Aznar no se salvan de los ataques de un separatismo que sigue creyendo más en el «diuen, diuen, diuen» que en las decisiones de la Justicia.