El PDECat se conforma cada vez con menos, ahora sólo con que su proyecto sea visible en el nuevo JxCat. Cuenta La Vanguardia: «Por vez primera el presidente del PDECat, David Bonvehí, no situó ayer la continuidad del partido como condición innegociable para la confluencia dentro de JxCat y exigió, eso sí, que el proyecto, el modelo de sociedad y la ideología que representa fueran bien visibles en el nuevo espacio político de Carles Puigdemont.»
A ver, si el PDECat tiene un proyecto, un modelo de sociedad o una ideología que no coincidan con los que tiene el residente en Waterloo, su lugar no es ése, y si coinciden, no tiene sentido pedir que se les vea más que a otros.
«La fórmula jurídica es lo de menos para nosotros, lo que queremos es que nuestro proyecto sea reconocible por la gente», dice el presidente del PDECat, David Bonvehí. Ésa es una batalla perdida: su proyecto, en la medida que exista, ja no es reconocible por la mayoría de la gente como la continuación de lo que fue CDC, y si sus compañeros en el nuevo partido puigdemontista perciben algún rastro de continuidad, será para rechazarlo vigorosamente.
Añade que «de una manera u otra el PDECat concurrirá a las elecciones al Parlament, lo que en teoría equivale a no excluir ninguna posibilidad, incluida la de romper con el expresidente de la Generalitat e ir a las urnas en solitario». Los faroles de David Bonvehí no son nada creíbles, se ve enseguida qué cartas tiene y qué malas son.
Mientras tanto, la Lliga, Lliures y Convergents se presentarán juntos a las elecciones, es decir las tres formaciones que respectivamente lideran Astrid Barrio, Antoni Fernàndez Teixidó y Germà Gordó.
Sólo faltan el Partit Nacionalista de Catalunya (PNC), de Marta Pascal y Units per Avançar, de Ramon Espadaler y Albert Batlle, para poder empezar a ofrecerse seriamente como alternativa catalanista democrática al izquierdismo independentista.