¿Es el fichaje del ex presidente de la Generalitat, José Montilla, por Enegás un caso de puertas giratorias? Si le pregunta a Podemos responderá que sí, que hace ya un mes denunció a través de su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, que el ingreso del socialista en la compañía —así como el del exministro José Blanco— “no era una buena práctica en democracia”. Sin embargo, el líder del PSC, Miquel Iceta, negó por las mismas fechas que se tratase de un caso de puertas giratorias, definiendo su incorporación a Enegás como “razonable”.
Hoy, el expresident —a petición de Cs, JxCat, ERC y la CUP— ha comparecido en la comisión de Asuntos Institucionales del Parlament para ofrecer explicaciones por su polémica incorporación al consejo de administración de Enagás. “Nunca he utilizado ni utilizaré medios públicos para realizar mi actividad privada. Los que dicen lo contrario, mienten”, ha defendido. Según Montilla, no existe incompatibilidad alguna entre el ejercicio de su nuevo cargo y los derechos adquiridos por su condición de expresidente del Govern. Para probarlo, ha recordado que ha renunciado a su sueldo como expresidente —mantenerlo a la par que trabajar en el sector privado es incompatible por ley— y ha prometido que no utilizará las oficinas asignadas a los exjefes de la Generalitat —pese a que se ha resistido a cerrarlas—.
Montilla llama a superar los “prejuicios”
«No sólo es compatible legalmente, también es factible. Acepté porque lo podía hacer», ha sostenido. “Les hago notar que dejé de ser ministro de Industria hace 14 años y que dejé la Presidencia hace casi 10 años”, ha añadido, en referencia a la iniciativa parlamentaria de Unidos Podemos en el Congreso para limitar a cinco años el paso de un cargo público a la empresa privada —en la actualidad, el plazo permitido es de dos años—. Por otra parte, ha elogiado el papel de las grandes empresas y, en concreto, que en sus consejos de administración figuren catalanes. “Hay algunos prejuicios que deberíamos superar. La actividad empresarial es importante y Cataluña necesita más y mayores empresas”, ha alegado.
En sus turnos de réplica, el resto de grupos han sido muy críticos con la conducta del expresidente catalán. Para la portavoz de Ciudadanos, Loren Roldán, por ejemplo, no hay duda de que “el PSC se ha incorporado a lo peor de la vieja política”. “No entiendo cómo no ha reflexionado y ha rectificado mirando a los ojos de la gente que le votó y a quienes les ha vuelto a fallar”, ha sentenciado. En la misma línea se ha pronunciado Eduard Pujol, de JxCat, que ha acusado a Montilla de “cometer un disparate y fichar por quién no debía fichar”. Por su parte, la popular Esperanza García ha aseverado que la “aceptación de ese cargo no incumple las leyes, pero sí la ética de la responsabilidad, es una decisión errónea”.
Pero, sin duda, el que se ha expresado en términos más rotundos ha sido Carles Riera, de la CUP, que ha afirmado que el fichaje “ilustra lo que es la mafia del régimen del 78”, de la que Montilla “ya forma parte en un lugar de honor”.