Para quienes no me conozcan, soy Ángeles Ribes, portavoz del grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Lleida, también llamada la Paeria. Entré al servicio público por primera vez en junio de 2015, cuando tomé posesión como concejal.
El 15 de junio de 2019, los silbidos y abucheos no impidieron que volviera a prometer el cargo de concejal con un discurso en el que citaba el artículo 1 de la Constitución Española como piedra angular de nuestro programa político y forma de trabajar. Porque este artículo menciona como valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Son, como digo, nuestra piedra angular a la hora de entender la política y la defensa de los ciudadanos.
Hay otros que utilizan piedras menos retóricas. El día 3 de junio, pero de 2016, nos reventaron los cristales de la sede a base de pedradas. Lo mismo sucedió en julio de 2018. Piedras, pintadas y ataques (más de 10 desde que estamos en el ayuntamiento de Lleida), lanzados durante años con las que han pretendido acallar la voz de quienes representamos la defensa sin vacilar de la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
El día 3 de junio, pero de 2016, nos reventaron los cristales de la sede a base de pedradas. Lo mismo sucedió en julio de 2018
Cogí la costumbre de recoger esas piedras tras las investigaciones (siempre infructuosas) de rigor, fecharlas y guardarlas. Las tengo siempre en el Ayuntamiento, en el despacho del grupo municipal, tras mi mesa.
Así, siempre tengo presente en todo momento qué nos trajo a algunos a la política activa y cuáles son las consecuencias de la defensa de los principios y valores que acarrean la discrepancia frente al discurso nacionalista imperante en Cataluña.
A diario, cada vez que las veo, pienso en tantos compañeros de luchas y fatigas, dentro o fuera de la política activa, en los que nos precedieron en la denuncia de la vulneración de derechos y en los que fueron asesinados durante tantos años de plomo por los que jamás han creído en el artículo 1 ni en ningún otro de la Constitución Española, aunque la usen de forma perversa para sus fines.
Sólo puede haber una respuesta a los que lanzan las piedras. La defensa de la Ley y del Estado de Derecho
Piedras, piedras y más piedras. Sólo puede haber una respuesta a los que lanzan las piedras. La defensa de la Ley y del Estado de Derecho. La cabeza alta y las convicciones asentadas. La firmeza en los principios y argumentos y el trabajo diario para fortalecerlos.
Y la memoria. Tengo la suerte de que la ventana de mi despacho da a la azotea donde ondean las banderas que nos representan. La de Lleida, la de Cataluña y la de España. Un recordatorio diario de que aquellos que estamos al servicio público debemos velar por el bien común de todos los ciudadanos a los que estas banderas representan. Y hacerlo sin cejar en el desempeño de nuestras funciones hasta que al fin consigamos que las piedras vuelvan a ser solamente elementos retóricos discursivos y recuerdos infaustos de hechos que nunca más deben volver a producirse.