Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) en colaboración con Aigües de Barcelona han descubierto rastros del virus COVID-19 en muestras de aguas residuales de la capital catalana recogidas el 12 de marzo de 2019. Un descubrimiento que podría cambiar la «cronología de la evolución de la enfermedad» que, hasta ahora, se creía que había aparecido en la ciudad china de Wuhan a principios de diciembre del año pasado.
Los resultados de la investigación, publicados en el repositorio medRxiv, «indicarían que la infección estaba presente mucho antes de que se tuviera constancia de cualquier caso del COVID-19 en el mundo», según ha informado la UB en un comunicado.
El trabajo ha sido desarrollado por miembros del Grupo de Virus Entéricos de la UB y cuenta con la colaboración de Aigües de Barcelona y la empresa Suez. La investigación tiene como objetivo detectar el virus en las aguas residuales y «facilitar la adopción de medidas inmediatas» ante la posibilidad de que se produzcan rebrotes de la enfermedad.
A juicio de los investigadores, «los infectados de COVID-19 podrían haber sido asignados erróneamente como diagnósticos de la gripe» en los servicios de Atención Primaria. Y esto pudo «contribuir a la transmisión comunitaria antes de que se tomaran medidas de salud pública», según ha señalado el catedrático de la Facultad de Biología de la UB y coordinador del trabajo, Albert Bosch.
En opinión de Bosch, si se hubiera detectado la presencia del virus un mes antes en las aguas residuales de la capital catalana, se hubiera dado «una mejor respuesta a la pandemia».