De nuevo, el separatismo recurre al victimismo para eludir su responsabilidad ante los casos de corrupción en los que se ve envueltos. Si en 1982 el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, alegó que su imputación en el caso Banca Catalana formaba parte de un “juicio político” contra él y “contra Cataluña”, ahora Laura Borràs ha atribuido a una “persecución política” la investigación solicitada por el Tribunal Supremo por una presunta concesión irregular de contratos a un amigo cuando presidía la Institució de les Lletres Catalanes. Y es que la diputada de Junts per Cataluña —que ofreció sus razones en la Comisión del Estatuto del diputado del Congreso— no solo ha defendido su absoluta inocencia en el caso, sino que sostiene que el origen del caso parte de informes “inventados” por la Guardia Civil.
A pesar de ello, la Mesa del Congreso rechazó hace un par de días la reconsideración presentada por la propia Borràs y admitió a tramite el suplicatorio —obligatorio para proceder penalmente contra ella por su condición de aforada— al no percibir que tras la actuación del Supremo hubiese “intencionalidad política”. Recordemos que a Borràs se la acusa de haber facilitado, cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes, la adjudicación presuntamente irregular de una serie de contratos fraccionados a un amigo por valor de casi 260.000 euros. De demostrarse tales hechos, Borràs podría haber incurrido en delitos de prevaricación, fraude a la administración, malversación y falsedad documental.
La relación entre ERC y JxCat atraviesa un momento delicado
Ante la encrucijada judicial en la que se encuentra, Borràs ha demandado que el conjunto del separatismo cierre filas en torno a ella y que adopte una posición común contra su suplicatorio —tal y como están negociando JxCat, ERC y la CUP—. A nadie se le escapa que un sí de ERC en la votación complicaría extraordinariamente la relación entre JxCat y sus actuales socios de gobierno. No obstante, Borràs ha admitido que ha estado “persiguiendo” al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, para explicarle sus razones, pero que de momento solo está confirmado el voto negativo de su propia formación. “JxCat no puede votar de otro modo ante un suplicatorio del todo injusto”, ha sostenido, negando la posibilidad de alterar el sentido de ese voto para que los tres partidos separatistas voten conjuntamente.
En cualquier caso, Borràs ha advertido hoy en una entrevista a Catalunya Ràdio que a ERC y la CUP no les queda otra que “votar ‘no’ al suplicatorio” enviado por el Tribunal Supremo sin desean “impedir un juicio sin garantías” e “injusto”. Borràs se refiere a que si se aprobase el suplicatorio, Borràs perderá su inmunidad como diputada y podrá ser juzgada por el Supremo. Y en su opinión, “hay que preservar esa inmunidad” porque está fuera “de cualquier duda” que el Supremo aprovechará el caso para juzgar al secesionismo en su totalidad.
Por último, Borràs ha declinado abandonar su escaño tal y como le ha sugerido la CUP en privado. A su juicio, renunciar a él sería trasladar el siguiente mensaje a las “cloacas del Estado”: “Continuad haciendo lo que hacéis porque es efectivo. Porque cuando apuntáis a una persona y le construís casos con informes falsos de la Guardia Civil, el efecto es que esta persona se aparte”.