Desde que se anunció el cierre de las instalaciones de Nissan en Cataluña -Zona Franca, Montcada i Reixach i Sant Andreu de la Barca- ha proliferado un baile de cifras en torno a la magnitud del impacto de la marcha de la marca nipona en la economía catalana. Desde la patronal PIMEC calculan que el grado de afectación del cese de la actividad de la planta de Zona Franca y los centros Nissan vinculados perjudicaría a 31.600 personas, en términos de ocupación directa, indirecta e inducida y produciría pérdidas de facturación global por valor de 3.600 millones de euros.
Además, el cierre de estos centros de trabajo arrastraría a 420 empresas, 380 pymes. La repercusión sobre la cifra de negocio del conjunto de la industria podría alcanzar un 2,6% del total.
Un sector estratégico que representa un 10,2% del PIB
Según la patronal, el sector de la automoción genera un 10,2% del PIB catalán, una facturación de 23.800 millones de euros por parte de 10.900 empresas -entre fabricantes, venta y reparación-, una producción de 548.000 unidades y una ocupación -directa, indirecta e inducida- de 143.000 personas. En concreto, Nissan fabricó 82.457 unidades, generando 5.035 puestos de trabajo, durante el pasado ejercicio.
Aunque la decisión del cierre parece irreversible, desde la patronal todavía instan a que la dirección de Nissan reconsidere su marcha, ya que tienen una responsabilidad con sus trabajadores/as, proveedores y el territorio catalán donde irrumpieron hace 40 años. La patronal, que lamenta el poco tacto de la multinacional al comunicar la decisión, cree urgente agilizar la puesta en marcha del Programa de Apoyo a la Industria de la Movilidad y de la Automoción por parte de la Generalitat, que implicaría más recursos y una aportación presupuestaria superior a los 2,9 millones de euros de este ejercicio.