De momento, tal y como constata la Organización Mundial de la Salud, no hay vacunas o medicamentos específicos para tratar la enfermedad de la Covid-19. A pesar de ello, la combinación de algunos fármacos preexistentes podría combatir eficazmente el virus. Es lo que ha revelado, al menos, una investigación publicada en la revista británica The Lancet, que informa de que la mezcla de tres antivirales está consiguiendo mejorar los síntomas de los pacientes más rápidamente y reducir de manera significativa su agresividad.
La investigación, llevada a cabo en Hong Kong, prueba que una «bala» formada por los antivirales interferón beta-1b (usado para tratar la esclerosis multiple), lopinavir-ritonavir (empleado para el VIH) y ribavirina (utilizado para la hepatitis) logra acortar el periodo de expansión del virus en el organismo de 12 a 7 días si se compara con la administración en exclusiva de lopinavir-ritonavir. El ensayo se ha llevado a cabo en 127 adultos entre 18 y 52 años que padecían la enfermedad y se encontraban ingresados en hospitales de Hong Kong. En la próxima etapa del estudio tienen la pretensión de comprobar su eficacia en pacientes en estado crítico.
Reduce el riesgo de los sanitarios
Según explica Kwok-Yung Yuen, director de la prueba y profesor de la Universidad de Hong Kong, La combinación de los tres medicamentos disminuye rápidamente la cantidad de virus en el organismo y alivia los síntomas. «Una ventaja añadida es que también se reduce el riesgo para los sanitarios, ya que al restar la duración y cantidad de diseminación viral (momento en el que el virus es detectable y potencialmente transmisible), la posibilidad de contagio es menor«, argumenta. Asimismo, agrega que la combinación es segura y el cuerpo la tolera sin problemas.
En investigaciones anteriores -llevadas a cabo tras el brote del SARS en 2003– se había comprobado que los problemas respiratorios se reducían, llegando incluso a evitar la muerte en algunos pacientes, si se mezclaba lopinavir-ritonavir de forma oral y ribavirina. Dicha mejoría, que limita los problemas respiratorios en los pulmones y la carga viral, se corroboró a través de pruebas en animales infectados por el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS). «Se sugiere que el interferón beta 1-b puede ser un componente clave del tratamiento combinado», afirma Jenny Lo, coautora del trabajo y sanitaria en el Hospital Ruttonje de Hong Kong. «Los futuros ensayos de fase III confirmarán o refutarán la utilidad de este fármaco candidato como tratamiento principal para esta enfermedad», concluye Lo.