Ya se sabe que Tezanos es menos fiable que una escopeta de Feria pero el último CIS afirma que el 20,1% de los españoles son favorables a la creación de un Estado centralizado, como si fuéramos, por ejemplo, Francia. Sin duda los votantes de Vox se encuadran dentro de este segmento de población y su resultado electoral ha puesto esta opción, hasta ahora tabú, sobre la mesa.
El prepacto entre socialistas y podemos puede provocar un cambio en la opinión de ese 20% de españoles decepcionados de las autonomías. El acuerdo de socialistas y ultraizquierdistas en sus diez puntos se inmiscuye en muchos temas que son competencia autonómica, como por ejemplo, el juego (punto 2), salud y deporte (punto 6) o cuestiones de índole fiscal donde las CC.AA tienen un amplio abanico de competencias (punto 10).Sánchez e Iglesias nos anuncian nuevos impuestos, regulación sobre la muerte y nuevas obligaciones. No es nada alentador. Sin duda si finalmente el gobierno que daba insomnio a Sánchez ve la luz la pesadilla pasará de la cocina de Moncloa a las habitaciones de todas las casas, las crisis no entienden de ideologías ni discriminan, afectan en menor o mayor medida a todos.
En una España en manos de la ultraizquierda las autonomías pueden convertirse en un reducto
En este nuevo contexto político, que solo Gonzalez, García Page o Rodriguez Ibarra parecen querer evitar, las autonomías pueden pasar a cotizar al alza.
La semana pasada salió a la venta La hija de Vercingetorix el último cuaderno de Asterix, el galo que vivía en una aldea rodeada de campamentos romanos y resistía «ahora y siempre al invasor». Pues bien, en una España en manos de la ultraizquierda las autonomías pueden convertirse en un reducto, en un refugio, en un elemento de contención y apaciguamiento de las políticas lesivas del nuevo gobierno.
La Comunidad de Madrid he tenido mucho de aldea gala. Los socialistas lo tienen tan claro que durante la campaña acusaron a Ayuso, la presidenta madrileña, de dumping fiscal. A esas críticas se han sumado desde socialistas valencianos a independentistas catalanes. Es una crítica incomprensible, aquellos que aspiran a más autogobierno piden que se recorte dicho autogobierno cuando este no se ejerce como ellos quieren.
La paradoja será que los diputados autonómicos de Vox reforzarán ese papel compensatorio de la España autonómica frente al dislate del Gobierno central que nos espera
En una España asolada por impuestos y un alud de nuevas normas que limiten la libertad, como por ejemplo la de elección de centro educativo, como ha anunciado Isabel Celaá, las comunidades autónomas, hoy relacionadas con corrupción, gasto innecesario y desigualdad entre españoles pueden acabar siendo un refugio regulatorio atractivo que nos haga más llevadero el próximo cuatrienio.
Si Sánchez preside un gobierno con Iglesias de vicepresidente y con gente como Garzón o Asens en el gabinete la competencia entre comunidades para atraer empresas, simplificar leyes, bajar impuestos y desregular puede ser un punto de equilibrio en el que unos seguiremos perdiendo, Cataluña por ejemplo, y otros incrementarán la brecha a su favor.
La paradoja será que los diputados autonómicos de Vox reforzarán ese papel compensatorio de la España autonómica frente al dislate del Gobierno central que nos espera a no ser que a ERC le tiemblen las piernas y nos ahorre ese gobierno.